top of page
Buscar
  • Foto del escritorGabriel Miyar

Una Miradita a Cuba

Estas iglesias están siendo probadas con muchas aflicciones y además son muy pobres; pero a la vez rebosan de abundante alegría, la cual se desbordó en gran generosidad. 2 Corintios 8:2


Como lo comunicamos, y estuvieron orando por nosotros —y algunos cooperaron generosamente— la semana pasada estuvimos en Cuba un grupo de IPV, del Instituto. Nos acompañó también el pastor Oscar Suárez de Fuente de Vida, quién era el que tenía los contactos allá en una hermosa población a cuatro horas de La Habana.


Fue una gran experiencia para todos. Los que ya hemos estado allí no fuimos tan sorprendidos como los que visitaron por primera vez. Los que hemos estado allí antes conocemos muy bien esa primera impresión en la que te das cuenta de la clase de hermanos en Cristo que tienes en Cuba: Gente que a pesar de las increíbles carencias que padecen están llenos de fe y confianza en Jesucristo. Tienen una fe vibrante, alegre y contagiosa. Y esa sensación que te “apachurra” el corazón cuando ves lo mucho que sufren por toda clase de carencias materiales incluyendo las cosas más básicas que nosotros damos por sentado (después de estar allí ya nunca las vuelves a dar por sentado).


Y lo más impactante de todo es la generosidad con la que comparten lo poco que tienen. ¡Te la pasas con los ojos rasados!


Les llevamos ropa y varias maletas de cosas de aseo personal y medicamentos, cosas que allá escasean de manera inimaginable para los que vivimos en México. Cuándo abrimos la maleta que llevaba juguetes, la pastora no pudo contener las lágrimas porque íbamos precisamente a trabajar en su “Verano Kids” y no tenían regalitos que darles a los niños, por lo que a la hora que vio el contenido de esa maleta se conmovió profundamente de gratitud a Dios y a nosotros. Los que estábamos ahí fuimos profundamente conmovidos. ¡Dios sabía lo que necesitaban!


Tuve el honor de compartir el domingo en la iglesia y yo les decía que lo que traíamos no era una “caridad” ni nada por el estilo, sino algo que, como somos familia entrañable, realmente les pertenecía a ellos, pero que Dios nos había encargado que lo cuidáramos para ellos y ahora se los traíamos a sus verdaderos dueños. Y lo dije de corazón. Es como lo que decía Pablo a los de Tesalónica: “Tan grande es nuestro cariño por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra propia vida. ¡A tal grado hemos llegado a amarlos! (1 Tes. 2:8). Nosotros hubiéramos querido traernos muchas de nuestras posesiones y dárselas (de hecho, les dejamos la ropa que llevábamos y nos regresamos sólo con lo necesario para el viaje).


«Señor, oramos por nuestros amados hermanos en Cuba y te pedimos todas sus necesidades conforme a su generosidad y enorme confianza en ti al mismo tiempo a apreciar la increíble provisión que nos llega de tu parte. Gracias por tu enorme bondad, amén.»

268 visualizaciones0 comentarios

コメント


bottom of page