Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. Mateo 25:18
Decir que hay una puerta abierta frente a ti (o varias, o una tras otra) es fácil de decir y tal vez pienses que es como cuando el horóscopo te dice: “hoy vas a tener una sorpresa” u “hoy vas a conocer a alguien,” y, pues obvio cualquier cosa inesperada de las que suceden a diario, será una sorpresa y sin duda que conocerás a alguien, ¡ni modo que no!
Pero, discúlpame, te estado hablando desde el fondo de mi corazón y desde la convicción más firme en mi mente. No estoy alucinando. Dios me dio esa promesa de puertas abiertas para ti. Sé que hemos pasado un tiempo horrendo desde la pandemia y la post-pandemia, pero, créeme de corazón, Dios ha determinado bendecirnos de una manera muy especial a partir de este año.
Ahora, no soy de los que esperan ver fruto sin trabajar (bueno, a veces si soy). Por supuesto que Dios tiene que “procesarnos” para que podamos ver y cruzar esas puertas. Pero, lo ha estado haciendo ya por un buen rato, procesándonos y moldeándonos para que podamos recibir su bendición sin que ésta se nos escurra entre los dedos. ¿Cuántas veces has recibido cosas de Dios y por no esta preparado y procesado el diablo te las arrebata? Necesitamos ser tratados por Dios para recibir sin que nos destruya. ¡¿Cuántas veces lo que parecía ser una bendición por no estar preparado para recibirla se ha convertido en una maldición?!
Te voy a decir algunas cosas acerca de la persona que recibió un solo talento en la parábola, o una sola bolsa de plata. Primero, no se sentía digna. Ella misma no se sentía digna y por eso recibió un solo talento. No pensaba que tenía la capacidad para más, así que sólo recibió un talento. Pero, al menos si hubiera tenido la valentía de decir: “tengo un talento, ¡le voy a echar todas las ganas como el mejor de los untalentos que existan! Pero no, además de sentirse indigna, incapaz, e insuficiente, se dejó llevar por sus temores y en lugar de convertirse en la mejor de las personas con un talento, al final de todas sus luchas internas y tormentos fue y escondió el talento. Ya bloqueada su mente por el temor, ni siquiera se le ocurrió meterlo al banco.
No caigas en ese error. No sientas lástima por ti mismo. No envidies a los que recibieron más. Acepta lo que tienes y haz lo mejor con ello. Y recuerda, insisto, no se trata de merecimientos, ni de ser digno, sino de Dios que es escandalosamente lleno de gracia. Abraza esa gracia y con ella decídete a confiar y obedecer. Y cruza la puerta. Acepta la responsabilidad, no tengas miedo invierte el esfuerzo y confía en la presencia de Dios en tu vida y en Su respaldo seguro.
Hoy comienza nuestra Conferencia IPV, no te la pierdas. Puedes llegar e inscribirte allí. Abrimos puertas (je je je) a las 7 pm.
«Señor, creo que estás poniendo una puerta abierta de oportunidad y bendición ante mi. Siento temor, pero, abrazo tus propósitos para mi vida y confío en Tu respaldo… [sigue orando].»
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