Testimonio
- Gabriel Miyar

- 5 sept
- 2 Min. de lectura
Te envío a ellos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados. Hechos 26:18 (NVI).
Para mí, el capítulo 26 de Hechos es una descripción de lo importante que es nuestro testimonio personal. En este capítulo Pablo se defiende, ahora ante el rey Agripa, un rey local judío, descendiente de Herodes, sometido por completo a Roma.
Pablo, le platica cómo se convirtió a Jesús. Le habla de su vida pasada, en total oposición al cristianismo y de cómo tuvo su Encuentro con Jesús. Esto es el corazón de nuestro testimonio. Tal vez nosotros no estábamos tan conscientemente opuestos al cristianismo antes de nuestra conversión, pero, al igual que Pablo, por nuestros pecados y rebelión, todos éramos “enemigos de Dios” (Rom. 5:10).
Como Pablo, tu llamado es “que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí” (26:18). Todos estábamos “bajo el poder de Satanás,” pero, que hermoso es cuando le abrimos los ojos a alguien y responde entregándose al Señor. Es un gozo que da propósito a nuestra permanencia en el mundo. ¡Ese es el poder de nuestro testimonio!
Como parte fundamental de nuestro testimonio, le hablamos a la gente de lo que Jesús hizo en la cruz, al pagar nuestra deuda con Dios muriendo en nuestro lugar. No tiene que ser una exposición completa y detallada. Basta con compartir lo que entendimos del evengelio el día que le entregamos nuestra vida a Cristo.
Finalmente, nuestro cometido es que la gente adopte la vida que nosotros hemos adoptado. Nuestra vida es otra cosa completamente diferente a lo que era antes; no perfecta, pero sí, radicalmente, diferente): “Sea por poco o por mucho, pido a Dios que no solo usted, sino también todos los que me están escuchando hoy lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas” (26:29)—Sí, siempre hay imperfecciones en nuestras vidas y, obvio, no queremos que la gente a la que le hablamos de Dios imite nuestras fallas, nuestras “cadenas.”
Por eso, hoy de nuevo, te animo a que compartas tu testimonio con la gente que el señor te ponga enfrente. Él está contigo y te respaldará y aún pondrá palabras en tu boca. No, todos aceptarán tu mensaje (Agripa y festo, no lo hicieron), pero aDios les abrirá los ojos a algunos, y tú te gozarás de ser el medio por el cual se acerquen a Cristo.
Lectura bíblica:
Hechos 26

LINKSPACE777
BLOGGER777
LAPAKBET777ME
LAPAKBET777COM
LAPAKBET777RESMI
LAPAKBET777LOGIN
ALTERNATIFLAPAKBET
LAPAKBET777DAFTAR
LAPAKBET777OFFICIALL
LAPAKBET777VVIP
SITUSGACOR
LAPAKBET777
LAPAKBET777ALTERNATIF
GACORHABIS
LAPAKBET777TOTO