Temporadas de Soledad

Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo. 18 Debido a que él mismo ha pasado por sufrimientos y pruebas, puede ayudarnos cuando pasamos por pruebas. Hebreos 2:17-18 17.

Entonces todos sus discípulos lo abandonaron y huyeron. Marcos 14:50.

Algo que para mí es muy relevante comprender es que Dios no se enoja con nosotros si nos sentimos solos. Creo que a veces podemos pensar que Dios espera de nosotros que siempre estemos “bendecidos y en victoria”, y que, si nos sentimos solos, tristes o simplemente mal, Él nos diría algo así: “¿Cómo es posible que te sientas mal? ¿Qué no soy suficiente para ti?”

Nada más alejado de la realidad. Por supuesto que Él nos exhorta y con mucho amor nos regaña cuando es necesario, pero considero que no es el caso cuando experimentamos una emoción como la soledad, pues Jesús mismo experimentó esta emoción en el peor momento de Su vida cuando fue crucificado y todos Sus discípulos huyeron, menos las mujeres. De esta manera, Jesús puede ser compasivo con nosotros cuando nos sentimos solos y podemos acudir a Sus brazos para ser consolados. Si tú estás pasando por una temporada de soledad en tu vida, te animo a que busques a Dios, seas honesto con Él y dejes que Su amor y consuelo inunden tu corazón como un bálsamo que sana y restaura.

Por otro lado, la Biblia también nos insiste en el mandamiento de congregarnos y creo que parte de la razón es que Dios sabe que necesitamos pertenecer a una comunidad de creyentes para poder vivir una vida plena. La Iglesia es el plan de Dios para edificarnos unos a otros, así que, si estás experimentando soledad, más que nunca necesitas hacer tu máximo esfuerzo y seguir congregándote, pues ahí encontrarás maneras de conectar con otras personas, a la vez que le pides a Dios que te ayude a lograrlo.

«Señor, ayúdanos a encontrar en Ti un refugio y un consuelo profundo para nuestros corazones, danos gracia para establecer relaciones profundas y seguras con otros creyentes y ayúdanos para ser constantes en congregarnos. Amén.»

Danielita Orozco