En estos días hemos estado hablando de amar de pura gracia. La predicación de ayer fue como el pico del monte, pero unos días antes ya subíamos por las laderas y hoy estamos bajando por la ladera del lado opuesto al valle de poner en práctica los conceptos tan elevados que vimos ayer.
No es fácil amar desde la gracia de Dios. Quizás lo más cercano al amor de pura gracia en el Antiguo Testamento es aquella ocasión en la que Dios, queriendo mostrar de una manera gráfica su amor por Israel, comisionó a un profeta llamado Oseas para que se casara con una prostituta que le iba a poner el cuerno en repetidas ocasiones. ¡Vaya encarguito!
Oseas se casó con Gomer y cometió el “error” de enamorarse de ella. Pero, de eso se trataba, de que Oseas sintiera lo que Dios sentía y actuará como Dios había actuado. De esta forma, le regaló a la humanidad una representación “en carne viva” del fiel amor de Dios por su pueblo. Del amor de pura gracia.
En el Nuevo Testamento esta clase de amor se expresa en Rom. 5:7-8: “...Tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena; pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores... cuando todavía éramos sus enemigos (v.10).
En Cristo Jesús Dios no solamente amó de manera incondicional y unilateral sino que amó hasta la muerte. Y esa muerte fue por gente totalmente inmerecedora de su amor.
Justo antes de dar su vida por nosotros, unas cuantas horas antes, Jesús nos dio un “nuevo mandamiento:” Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. Juan 13:34 (NTV).
Lo nuevo no era el mandato de amarnos. Eso ya nos lo había mandado Dios desde hace 3500 años (no precisamente nuevo) y era el corazón de la ley de Moisés. Lo nuevo era que nos amaramos exactamente como él nos amó. Un amor de pura gracia. Incondicional e inmerecido y, de ser necesario, hasta la muerte.
Pues, ahí está, querida familia ese valle extenso que debemos atravesar paso a paso fortalecidos por el ejemplo de Jesús y el poder del Espíritu Santo.
Espero sus comentarios.
Que increíble si todos nos amaramos como Dios nos ama, pero si cada uno pone de su parte y ama a cada persona con pura gracia haremos un gran cambio en este mundo. Me encanta este tema.
Gracias Pastor!
Wow! De verdad estoy sin palabras! El dia de ayer fue una bomba, pero lo que acabo de leer la volvio a detonar! Que Dios tan maravilloso tenemos! Es maravilloso hasta donde va por demostrarnos su amor y cuanto quiere estar con nosotros! Cuanto necesitamos de El y de su amor para poder mostrar su amor de gracia a otros...