¡Sin Precedentes!

Todo el tiempo alabando a Dios y disfrutando de la buena voluntad de toda la gente. Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos. Hechos 2:47

¡Ay hermosa familia de Palabra de Vida! Ayer fue un día histórico, ¡bautizamos a más de 100 personas en un solo día en todos los campus de IPV! La gloria es para el Señor que nos ha concedido su inmensa gracia. En proporción de cada campus, estamos hablando más o menos de un 10% de crecimiento! ¡En Patria no se pudo dar la predicación en el tercer servicio por el número de personas bautizándose! En Norte ya estamos usando dos salones del hotel pegados y estamos cerca de llenarlos. Y en cada campus estamos experimentando un nuevo fluir del Espíritu. Estamos felices y agradecidos con el Señor.

Sabemos que en nuestra cultura de mayoría católica el llegar a dar el paso de bautizarse es un logro para el cual hay que vencer una serie de obstáculos culturales y familiares. Pero, al estar hoy en IPV Norte tuve la alegría de ver como familiares que antes no estaban muy abiertos al cristianismo, pudieron hacer acto de presencia el día de hoy para acompañar a sus familiares y todos ellos nos expresaron lo impresionados que estaban con los testimonios que compartían cada uno de los que se bautizaron, incluyendo a mi preciosa sobrina-nieta Inés, de nueve años de edad, que dio un increíble testimonio en el micrófono diciendo que ama a Jesús y lo quiere en su vida para siempre. Y como esto más de cien testimonios de la obra de amor y gracia en cada corazón.

Ayer fue un día glorioso por el cual seguiremos dando gracias a Dios al tiempo que nos dedicamos a estar al pendiente del crecimiento de cada uno de los que se bautizaron en cada campus, ¡porque esto es sólo el principio de una gran multiplicación!

Y por supuesto que no nos adjudicamos el mérito por este crecimiento. Nosotros hacemos nuestra parte, pero el Señor es el que da el crecimiento. Recuerden como Pablo dice:

Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer. No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. 1 Corintios 3:6-7

«Señor, te damos gracias por tu inmensa misericordia de invitarnos a trabajar juntamente contigo, siendo diligentes en hacer lo que nos toca al máximo de nuestra capacidad, buscando la excelencia, pero reconocemos que el crecimiento sólo tú lo puedes dar y estamos emocionados de estos tiempos, pues aún hay mucha gente a nuestro alrededor cuya salvación anhelamos. Sigue haciendo tu obra en nosotros y a través de nosotros. Amén»