Sin Agraviar

A este trayecto de nuestra vida por el valle le he llamado Atravesando el Valle de Sombra de Muerte. Y la razón para esto es porque hay periodos en la vida que son una verdadera travesía en la oscuridad. El Predicador dice en Eclesiastés 10:13-14: «Si alguien llega a la ancianidad, que disfrute de cada día de vida; pero que también recuerde que habrá muchos días oscuros. Todo lo que aún vendrá carece de sentido»

Esos “días oscuros” son periodos de crisis, de amarga pérdida, de sufrimiento persistente, de enfermedad, de desorientación, de ansiedad y confusión. Como la etapa en la vida de este patriarca que narra el Libro de Job.

Por unos días me he centrado en los amigos de Job porque creo que podemos aprender de sus errores. No creo que sus equivocaciones están allí nada más por el contraste literario con el héroe. Para mí constituyen una lección en cosas que evitar.

En el capítulo 20, Zofar disertando encantado acerca de los “malos” (v. 5), “los que viven sin Dios” (v.5), “los incrédulos” (v.6) menciona sin parpadear: «Sus hijos... a pesar de ser jóvenes, sus huesos yacerán en el polvo» (v.11). Y yo digo: “¿Qué? ¡Sin agraviar a los presentes!” Los hijos de Job murieron jóvenes, todos, de golpe! ¿En qué convierte esto a Job? ¿En un malo, en uno que vive sin Dios, en un incrédulo? Y Zofar ni cuenta se dio de lo que dijo.

¡Y no se detuvo!

«[los malos] nunca más disfrutarán de las corrientes de aceite de oliva ni de los ríos de leche y miel.» (20:17); ¡Sin agraviar a los presentes! Job ya no disfrutaba de las corrientes de aceite de oliva ni de los ríos de leche y miel.

«No queda nada de todo lo que soñaron» (v.20); ¡Sin agraviar a los presentes!

«Que Dios les llene la vida de problemas» (v.23); ¡Sin agraviar a los presentes!

«Un fuego descontrolado devorará sus bienes, y consumirá todo lo que les queda» (v.26); ¡Sin agraviar a los presentes!

«La inundación arrasará con su casa» (v. 28); ¡Sin agraviar a los presentes!

Y Zofar ni cuenta se dio de las implicaciones de todo lo que dijo. Él estaba feliz parloteando. Queriendo ser sabios, los amigos de Job se hicieron necios. Tal y como los describe este libro vecino emparentado con Job, Eclesiastés.

Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas, por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas; (Ecl. 10:3)

Para ser honestos habría que reconocer las veces, demasiadas, en las que caemos en esta clase de conducta. Suponemos cosas y como nos encanta el sonido de nuestra propia voz hacemos nuestros discursitos. Yo levanto mi mano en primera instancia y reconozco que muchas veces me ha sucedido esto. Y ahora le pido a Dios que me llene de verdadera sabiduría y amor.