Así que sigan mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo. 1 Cor. 11:1 (TLA).
El domingo hablamos de ser seguidores radicales. Pero, no radicales en el sentido tradicional evangélico, que más bien se refiere a personas seriamente comprometidas con Cristo, pero legalistas, orgullosas, juzgonas e intolerantes. Gente más de abstinencias totales que de una sabia y madura selección o participación en las cosas de este mundo. Por eso nuestra declaración de misión en IPV dice que «juntos transformamos personas en seguidores de Jesús, comprometidos, pero no religiosos.»
No. Radical, dentro del marco de nuestra cultura basada sólidamente en el Nuevo Pacto, describe a una persona que no está condicionada por la multitud y sus principios y valores —puede adoptar algunos gustos o modas, pero esto no le resta radicalidad. El “radical” evangélico tradicional probablemente se irá contra estos gustos y modas con saña.
Es Dios Quien le da forma al comportamiento del seguidor radical (a menudo en la tornamesa) y dicha conducta se asemeja a la de Cristo, cuya fórmula de lo radical era considerada deficiente por parte de los fariseos y aún, tristemente, por los discípulos de Juan el Bautista —«El Hijo del Hombre, por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!” (Mat. 11:19)»
Pero, en el caso de los seguidores radicales, es Dios quien define su percepción de las cosas y no la multitud, ni tampoco, por otro lado, la multitud religiosa. Y esta percepción de las cosas se lleva a cabo mientras escucha a Dios en su Palabra y habla con Dios en oración. Mientras interactúa con otros seguidores siviendo a Dios. Mientras interactúa con el mundo de manera firme y bien definida, pero compasiva.
Un seguidor radical de Jesús quiere todo lo que Dios promete. Quiere participar en todo lo que Dios hace. Su intensidad espiritual y su pasión lo hacen diferente. Un seguidor radical vive al máximo de lo Dios tiene para él o ella. Por ello, siempre está alerta, no sea que las distracciones y las cosas de mucho menor importancia le roben tiempo y energía. Como dice Pablo: “Les digo esto para su propio beneficio, no para imponerles restricciones. Mi deseo es que hagan todo lo que les ayude a servir mejor al Señor, con la menor cantidad de distracciones posibles” (1 Corintios 7:35).
«Señor, por favor dame claridad en cuanto a lo que realmente significa ser radicales. No me dejes adoptar ni los conceptos del mundo, ni los conceptos del cristianismo legalista. Enséñame a ser un seguidor entregado, apasionado, pero libre de la rectitud moral propia que es arrogante, malsana y carente de amor.»
Gran reflexión Pastor, sin duda necesitamos la ayuda del Espíritu 🙏🏼