Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte. Fil. 3:10
Qué emoción que estamos llegando al final de la serie "Entregados." Solamente nos queda esta semana para reflexionar sobre lo que vimos el domingo pasado y amarrar el tema general de cómo vivir una vida dedicada a Dios. Necesitamos aprovechar este tiempo antes de entrar en otro tema.
El otro día mi hermano Arturo nos decía qué él veía el triángulo que hemos venido manejando y que representa una vida balanceada con tres elementos que, como puedes ver en la imagen arriba, son 1) el temor de Dios, 2) el amor de Dios y 3) el deseo por Dios o la búsqueda continua de tener más y más de Dios en nuestras vidas. Nos decía que él veía este triángulo aplicado a todo lo que todo ser humano busca en última instancia en la vida. El dios personal de cada ser humano. Para algunos este Dios es el dinero, para otros la fama, para otros la familia, etc.
Todas las personas, nos decía Arturo, aplican este triángulo a su propia búsqueda personal. Tienen temor (a veces pánico) de no alcanzar lo que anhelan, obviamente tienen un gran amor por lo que tan obsesionadamente esperan y, además, buscan por todos los medios lograrlo. Nosotros, como creyentes, lo que hacemos es colocar este triángulo en el centro de nuestras vidas aplicándolo al único Dios verdadero.
A medida que nos concentramos en crecer en nuestro temor reverente a Dios y en el entendimiento de su amor por nosotros, encontraremos que nuestro deseo por él va en aumento (El deseo por Dios, que está en el ápice del triángulo). Conforme abrazamos su belleza, desearemos buscarlo más y más, y si estamos atentos a su amor redentor anhelaremos conocerlo más profundamente.
Este era el anhelo dominante de Pablo, nunca expresado con tanta agudeza espiritual y emocional como en Filipenses 3:10:
Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte, para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos!
Yo me puedo identificar plenamente con Jerry Bridges cuando dice: «Al leer esta cita mi oración era: “Dios no me puedo identificar con este anhelo dominante de Pablo, pero me encantaría poder hacerlo.” A lo largo de los años Dios ha empezado a responder esa oración. Por su gracia conozco de manera experiencial, hasta cierto punto, las palabras de Isaías: “Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca” (Isaías 26:9, NVI).» Y lo mismo puedo decir yo.
«Señor, enséñame a buscarte con todo el corazón, y a hacerlo de una manera equilibrada, manteniendo cada aspecto de nuestra relación vivo y creciendo, en el nombre de Cristo Jesús, amén.»
Amén
🙏🏻 amén