“Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en el mundo y yo vuelvo a ti. »Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros. Mientras estaba con ellos, los protegía y los cuidaba mediante el nombre que me diste y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.” – Juan 17:11-12 NVI
“Padre protégelos”, suena como una petición muy especial, suena a estar seguros y cuidados por nada más y nada menos que Dios mismo, wow. El problema es que nosotros entendemos el “protegerlos” con nuestro modelo natural de pensamiento humano al cual estamos acostumbrados. Por ello cuando escuchamos cuídalos, protégelos, nos viene a la mente algo así como: Padre, que nada difícil o malo les suceda a los que me diste, que nunca tengan carencias, que tengan parejas maravillosas que no les den problemas ni los reten, que sus hijos sean muy obedientes y sanos. Padre que tengan una vida muy cómoda.
Pero no, Jesús no tenía eso en mente cuando dijo “protégelos”, él tenía en mente algo mucho mejor que luego expresó con palabras; Padre, que ninguno de ellos se pierda.
Mientras estuve con ellos en el mundo no perdí a ninguno de los que me diste.
Pero acaso a Dios no le importa mi bienestar aquí en este mundo, claro que le importa, y mucho, pero no más que nuestro bienestar eterno, aunque en este mundo tengamos que pasar algunas aflicciones temporales.
Dios, quien no está limitado por el tiempo y el espacio, y ve toda la línea de la vida y más, él puede ver desde la eternidad y hasta la eternidad. Y por lo mismo él sabe que lo más importante para nosotros es precisamente eso, una vida eterna a su lado gozando de su presencia.
Es vital entender cuáles son las cosas verdaderamente importantes para Dios y alinearnos a ellas, sino probablemente estaremos orando y buscando equivocadamente.
Elevemos nuestro corazón y nuestros anhelos al cielo, volquemos nuestros afectos a Jesús nuestra resurrección, obliguemos a nuestros pensamientos y emociones hacia las promesas eternas, de no hacerlo así viviremos vidas carentes de gozo y esperanza, porque la vida es dura y estaremos tentados a pensar; Dios no me protege, cuando seguramente eso doloroso que me está sucediendo suma a mi eterna protección.
"Padre, dame la sabiduría y el entendimiento suficiente para comprender que todas las cosas cooperan para mi eterno bienestar, aunque mi razonamiento humano me grite lo contrario y mis ojos naturales me quieran engañar. Nada podrá separarme de tu gran amor que es en Cristo Jesús mi resurrección."
Arturo Miyar
Padre santo protégelos…para que sean uno, lo mismo que nosotros.
Yo pienso que este es el verdadero interés de Cristo, por que al ser uno todo es eterno.