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  • Foto del escritorGabriel Miyar

¿Por Qué Todavía Tengo que Pelear?

Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos. 1 Timoteo 6:12


El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. Juan 10:10


Ahora ya hemos dejado claro que nosotros no estamos exentos de vivir batallas y que además no las peleamos de la misma manera en que las pelea el mundo, pues ni siquiera tenemos el mismo enemigo, nuestro enemigo principal es el diablo.


Por otro lado, también hemos dejado claro que el diablo necesita permiso de Dios para atacarnos y Jesús mismo oró por nosotros para que el Padre nos proteja, así que peleamos desde una posición de victoria.


Sin embargo, hoy me gustaría enfatizar que de todas maneras sigue siendo necesario que sí peleemos la batalla. Parce raro, ¿no? Es decir, si Jesús ya venció al diablo y Dios mismo me protege, ¿por qué todavía tengo que pelear? ¿No puedo simplemente disfrutar la victoria? La Biblia claramente nos enseña que sí debemos pelear.


La realidad es que el diablo no se va a quedar cómodamente viendo como disfrutamos de las bendiciones de Dios, más bien va a tratar de quitarnos lo más que pueda. Lo que yo veo en la Biblia es que sí hay cosas reales que el diablo puede robarnos si nosotros no estamos dispuestos a pelear, primero en oración y luego en un esfuerzo real de vivir conforme a la voluntad de Dios.


Por supuesto que nadie puede robarnos nuestra salvación. Eso no está en juego, considero que lo que está en juego es la vida plena y abundante que Jesús vino a darnos. Así que, si nosotros queremos disfrutar una vida plena en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, en nuestro trabajo, usando nuestros dones, disfrutando las bendiciones que ya tenemos, etc. entonces nos toca pelear la buena batalla que demuestre que nuestra fe es verdadera.


Pienso que hay veces en las que vivimos vidas miserables, o al menos etapas de nuestra vida, porque no tomamos una actitud de pelea, nos quedamos con una actitud pasiva viendo como el diablo nos roba todo. O, al contrario, tomamos una actitud de pelea, pero no en contra del diablo y solo complicamos más las cosas. Creo que necesitamos reconocer nuestra necesidad de pelear y hacerlo bien enfocados en nuestro enemigo real y con las armas correctas, solo así disfrutaremos la victoria que Jesús ya ganó.


«Dios bueno, gracias por ganar la batalla en nuestro lugar, ayúdanos ahora para que identifiquemos las batallas que nos toca pelear y que nuestra fe resulte ser una fe verdadera.»


Danielita Orozco

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