El día de ayer en todos los campus de IPV se tocó el tema: “El Poder de las Palabras.” Un tema crucial en el hogar cristiano. Y se tocó tanto en el aspecto negativo como en el positivo. Vimos como nuestras palabras pueden destruir o pueden edificar las vidas de nuestros seres queridos.
“Las palabras de los justos son como una fuente que da vida; las palabras de los perversos encubren intenciones violentas” (Prov. 10:11). A la persona de mal corazón le dice: “Te encanta destruir a la gente con tus palabras” (Sal.52:3). Las palabras de estas personas “cortan como espadas” (Sal. 59:7) y lo saben, y las usan con toda la intención de herir. Se sienten justificadas al hacerlo. “Algunas personas hacen comentarios hirientes, pero las palabras del sabio traen alivio” (Prov 12:8). “Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas” (Prov. 16:24, DHH).
Esta es solo una probadita minúscula de lo que la Biblia tiene que decir acerca de las palabras; de lo que sale de la boca; del fruto de los labios; de la lengua que hiere o la lengua que sana.
En IPV Norte, el pastor Marco Suárez , después del excelente mensaje, ilustrado con historias personales llenas de gracia (la gracia que es favor de Dios y la gracia que es chistosa), concluyó guiándonos a bendecirnos unos a otros con la llamada bendición sacerdotal de Números 6:24-26 (NTV):
“Que el Señor te bendiga
y te proteja.
Que el Señor sonría sobre ti
y sea compasivo contigo.
Que el Señor te muestre su favor
y te dé su paz”.
Nos pidió que cada uno fuéramos con algunas personas y tomáramos una o dos frases de esta bendición y las pronunciáramos sobre ellos según sintiéramos la dirección del Espíritu, pidiendo protección o saberse de agrado de Dios, o compasión, o favor, o paz. Fue una dinámica espiritual muy poderosa porque con una o dos frases veíamos transformarse en rostro de la persona a la que bendecíamos y sabíamos que estábamos atestiguando el poder de las palabras. El poder sanador.
Si tienes algún testimonio del poder de las palabras en tu vida o en la vida de los tuyos por favor compártemelo. Gracias.
Con solo cambiar el tono con que se dicen las palabras, hieren o sanan. Lo he comprobado muchas veces personalmente Una de mis oraciones ha sido:” Pon guarda a mis labios” “que los dichos de mi boca Te sean agrdables”. Gracias por recordármelo. Bendiciones!