¡Pide, Acepta, Confía!
- Gabriel Miyar
- 21 may
- 2 Min. de lectura
El domingo hablamos en todos nuestros campus de cómo podemos llenarnos más con el Espíritu Santo. Y hablábamos de tres cosas sencillas: Pedir el regalo del Espíritu Santo, aceptarlo sin condiciones y rendirnos a él.
Pedirlo. En Lucas 11:11-13 dice:
»Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan».
Aceptarlo. Tal vez te parezca obvio y podrías decirme: “Si ya lo estoy pidiendo, es que lo estoy aceptando,” pero, no necesariamente. Cuando Ananías, en Hechos 9, fue enviado por Dios para que orara por Saulo (que se convertiría en Pablo), Ananías le puso “peros” a Dios. “Mira, Dios, te explico”—como lo puso Yessi en Norte— “este hombre es peligroso y viene a Damasco con la intención de encarcelarnos a todos tus seguidores.” Nosotros también, muchas veces, le ponemos “peros” a lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nuestras vidas. Por eso, él necesita saber que realmente estamos aceptando su venida a nuestras vidas, con todo lo que implica.
Rendirnos a él. Por diferentes razones, podemos tener temor de realmente confiar y abrirnos a Dios. Tenemos que confiar en Dios para permitirle llenarnos con su Espíritu, porque para recibir al Espíritu debemos renunciar a seguir controlando nuestras vidas. Tenemos que rendirnos.
A menudo, cuando pensamos en recibir más del Espíritu, pensamos que estamos obteniendo más de una especie de poder o fuerza que luego podemos usar para nuestros propios propósitos. ¡Esto no es para nada lo que sucede! No es que estemos recibiendo más del Espíritu para poder usarlo a voluntad; más bien es que él está recibiendo más de nosotros para poder usarnos a su voluntad.
Recuerda que el Espíritu Santo no es una sustancia, es una persona. Yessi nos decía que esto podemos comprenderlo mejor, si sustituimos la advertencia a no emborracharnos con vino en Efesios 5:18 por una advertencia a no juntarnos con personas tóxicas y libertinas. El resultado es el mismo, pero se comprende mejor la realidad del Espíritu como persona. Quedaría así:
“No se junten con gente tóxica y libertina, que lleva al desenfreno. Al contrario, hagan del Espíritu su principal compañía y déjense influir por él.”
«Señor, Espíritu Santo, yo te pido que me llenes completamente con tu presencia; te acepto tal como eres y me rindo completamente a tu voluntad.»
Comments