Paz en Medio de la Tormenta
- Gabriel Miyar

- 8 sept
- 2 Min. de lectura
Y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”. Hechos 27:24
El relato del naufragio en Hechos 27 es una de las narraciones más emocionantes de la Biblia. Se lee como una película de acción en altamar. Finalmente Pablo viaja a Roma, después de dos años de encarcelamiento en Cesarea.Hay que subrayar la gracia de Dios y el favor que Pablo ha hallado en el centurión romano que va a cargo del viaje de la travesía. Este oficial le permite a Pablo bajarse en algunos puertos para saludar a los hermanos (escoltado, por supuesto).
Siendo Pablo, un preso, sin embargo, podemos ver todo el liderazgo que ejerce, no sólo en las cosas espirituales, sino también en algunas cosas prácticas. Al principio, no le creen, y por eso naufragan, pero a partir de allí el centurión se apoya completamente en el discernimiento del apóstol.
La tempestad y las penurias que padecen, están narradas de una forma tan vívida que parece que estamos ahí con ellos en medio de la tormenta. Es sumamente emocionante. Pero, el corazón de todo se halla en el versículo 24 (citado en el encabezado de esta reflexión). En medio de la crisis un ángel se le aparece a Pablo y le dice que no tenga miedo, que tiene que comparecer ante el emperador en Roma. Jesús ya se lo había dicho (Hechos 23:11), Y ahora el ángel se lo confirma. Con esta promesa Pablo se fortalece en medio de la crisis y fortalece a todos los tripulantes (27:25).
Cómo quisiéramos todos que un ángel se nos apareciera para confortarnos y darnos seguridad recordándonos las promesas de Dios. No será algo que suceda comúnmente, aunque puede suceder, y más si cultivamos los sueños y visiones del Espíritu, pero una cosa es cierta, siempre recibiremos, promesas de parte de Dios para que pongamos nuestra fe en ellas en medio de las crisis.
¿Te hallas actualmente en medio de una tormenta? Este pasaje te recuerda que las promesas que Dios te ha dado te protegen en contra del temor y la desesperación. Apóyate en ellas con toda tu fe, apóyate de una manera intensa, si quieres, desesperada, pero apóyate y verás la fidelidad de Dios. Como lo hizo con Pablo, lo hará contigo, busca al Señor con todo tu corazón en tu tiempo de comunión con él, exprésale tus dudas y temores, y permite que él te confirme su cuidado minucioso de ti. Como dice el otro gran apóstol:
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes. 1 Pedro 5:7.
Y por cierto, ¡Jesús no calmó la tormenta como en Mateo 8, pero protegió a Pablo y a todos en el barco!
Lectura bíblica:
Hechos 27

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