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Oraciones Para Toda Ocasión

  • Foto del escritor: Gabriel Miyar
    Gabriel Miyar
  • 22 sept
  • 2 Min. de lectura

Como muchos de ustedes saben, en el Instituto Palabra de Vida yo doy la clase del Libro de Salmos. Yo les digo a mis alumnos que Salmos es, básicamente, una colección de oraciones para todo tipo de situaciones en la vida, y así se han utilizado a lo largo de 3 mil años. Cualquier circunstancia en la que tú te puedas encontrar en la vida, literalmente, cualquiera, es cubierta por más de un salmo. 150 oraciones tan inspiradas por el Espíritu Santo que, siendo las palabras del hombre, son a la vez las Palabras de Dios.


A veces cuesta trabajo asimilar que cada palabra en esta colección de oraciones cantadas está autorizada de manera entusiasta por Dios. Hasta los lamentos más desesperados: “La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando” (Sal. 31:10). Las quejas más amargas: “Las cenizas son todo mi alimento; mis lágrimas se mezclan con mi bebida. ¡Por tu enojo, por tu indignación, me levantaste para luego arrojarme!” (Sal. 102:9-10) (¡Me levantaste sólo para arrojarme de un lugar más alto y que fuera más dura la caída! Como dice la canción popular: “mientras más alto volamos, nos duele más la caída”). Cada palabra de reclamo: “Por tu causa [por tu culpa], siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!” (Sal. 44:22). ¡Imagina esta oración en un campo de concentración nazi! Y los siguientes versículos: “¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión?” (Sal. 44:23-24).


No existe lamento que no se exprese en el Libro de Salmos. Por eso ha sido la clave de mi supervivencia. En los momentos más dolorosos me he unido al sentir del salmista. He descendido a la oscuridad con él, y también con él he regresado a la luz. Porque has de saber que a excepción de unos cuantos, todos los salmos de lamento terminan en una nota de esperanza que se transforma en gozo. Es como si el sólo hecho de expresar tu dolor en la presencia de Dios comenzara a sanarlo.


Por ello, también tenemos en las páginas de Salmos las expresiones más confiadas aún en medio de las circunstancias más adversas: “Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.” (Sal.27:3). Y a continuación:


Una sola cosa le pido al Señor,

y es lo único que persigo:

habitar en la casa del Señor

todos los días de mi vida,

para contemplar la hermosura del Señor

y recrearme en su templo (27:4).


«Señor, enséñame a interactuar con los Salmos. Que sean el vehículo de mi dolor y de mi alegría, de mi esperanza y de mi fortaleza.»

 
 
 

3 comentarios



Perla De la Fuente
Perla De la Fuente
22 sept

Me recuerda que una vez me dijeron : cuando estamos en dolor son las oraciones más puras ya que no entra la mente , es solo el alma llorando en los brazos de Jesús !.

Si Señor, enséname a tener un corazón como el de David !

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Ximena Garabito
Ximena Garabito
22 sept

Los salmos son una cosa preciosa, y un perfecto reflejo de quienes somos en nuestros mejores y peores momentos.

Me fascina cuán fácil es identificarse con ellos, aunque algunos nos apenen porque parecen, o hasta son, reclamos.

Pero si están en su palabra, es porque Dios nos escucha sobre todo en esos momentos; somos nosotros los que no siempre sabemos escuchar su respuesta. Él sabe eso, y aunque no justifica cuán duro somos con nosotros mismos o con el padre, nos perdona y espera a que volvamos a Él, porque al final del día es el objetivo del Evangelio.

Para mí los salmos son el mejor ejemplo de nuestra conexión con Dios. Es su permiso, y su guía, para hablar…

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