¡No Te Quedes Callado!

Una noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado! 10 Pues yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te hará daño, porque mucha gente de esta ciudad me pertenece» [lit. tengo mucha gente en esta ciudad, NVI]. 11 Así que Pablo se quedó allí un año y medio enseñando la palabra de Dios. Hechos 18:9-11

En el capítulo 18 de Hechos, inmediatamente después de su experiencia agridulce en Atenas, Pablo llega a Corinto, que era una ciudad principal en la península griega. Una ciudad cosmopolita y próspera. Allí Pablo conoce a una pareja que será clave en su ministerio, Aquila y Priscila. Un matrimonio hermoso, en el cual ambos están plenamente invertidos en la expansión del reino de Dios. Estos dos trabajan tan en equipo, que muchas veces se les nombra “Aquila y Priscila” y otras veces “Priscila y Aquila.”

Pablo comienza a predicar el evangelio en la sinagoga, “testificando a los judíos que Jesús eran Mesías” (v.5). Pero, los miembros de la sinagoga lo rechazan, a excepción de uno de sus líderes, Crispo con su familia y Ticio Justo, que se había convertido al judaísmo y ahora al cristianismo (algo frecuente en Hechos). Pablo, entonces traslada sus actividades a la casa de Ticio, que estaba al lado de la sinagoga.

En la cita que encabeza nuestra reflexión hoy, no sabemos si Pablo estaba experimentando un momento de ansiedad, pues el alcance entre los gentiles iba muy bien. El caso es que Jesús lo conforta y lo anima. “No tengas miedo, habla con libertad, no te quedes callado.” Y esto es algo que el Señor Jesús también nos dice a nosotros —“No tengas miedo, habla con libertad, no te quedes callado.” En este punto, con estos versículos, podemos aprender dos grandes verdades que forman el fundamento de nuestra actividad de dar a conocer a Dios.

Primero, Jesucristo está contigo en este esfuerzo de darlo a conocer. Cómo les había dicho a sus discípulos originales, y ahora también a Pablo, también a nosotros nos está diciendo Jesucristo que está con nosotros en esta hermosa y vital tarea de darlo a conocer, ya sea con nuestro testimonio, con la invitación que le hacemos a la gente a nuestros servicios —¡como este próximo Domingo + 1!— y al compartirles la esencia del evangelio: “Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria” (1 Timoteo 3:16). ¡Este es un resumen resumido!

En segundo lugar, Jesús tiene a mucha gente apartada para el evangelio en cada localidad en la que trabajemos. Sólo es cuestión de localizarlos (je je).

Así que, “no tengas miedo, habla con libertad, no te quedes callado.”

Lectura Bíblica:

Hechos 18