No Olviden la Cruz
- Philip Yancey
- 18 abr
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Y, después de dar gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí». 25 De la misma manera, tomó la copa después de cenar y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto cada vez que beban de ella en memoria de mí». 1 Corintios 11:24-25
Jesús no dijo: “hagan esto en memoria de mi” acerca del Domingo de Ramos, ni siquiera acerca del Domingo de Resurrección, claramente quería que recordáramos la cruz del Calvario.
Creo que ahora tengo una idea de porqué la cruz ha llegado a significar tanto para los cristianos y porqué ha significado tanto para mí. La cruz representa para nosotros verdades que no tendrían sentido sin relación a ella. La cruz nos da esperanza donde no hay esperanza.
El apóstol Pablo escuchó de Dios: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad».” Por lo mismo añadió: “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:9-10). Él estaba apuntando a un misterio que va mucho más allá de la resignación ante el sufrimiento y las penurias. Él hablaba de transformación. Las cosas mismas que nos hacen sentir incapaces, las cosas mismas que se roban nuestra esperanza, son las cosas que Dios utiliza para hacer su obra, ¿quieres una prueba? Mira a la cruz.
Ojalá que alguien con el talento de Milton o de Dante nos describiera la escena que debió haber sucedido en el infierno el día que Jesús murió. Sin duda, se desató una celebración infernal. La serpiente de Génesis había mordido el talón de Dios; el dragón de apocalipsis se había devorado finalmente al bebé. El hijo de Dios, enviado a la tierra en una misión de rescate, había terminado colgando de una cruz como un espantapájaros deshilachado, ¡qué victoria tan diabólica!
¡Que victoria tan breve! En el giro más irónico de toda la historia, lo que Satanás planeó para maldad, Dios lo planeó para bien. La muerte de Jesús en la cruz fue un puente para cruzar el abismo entre un Dios perfecto y una humanidad fatalmente fallida. En el día que llamamos Viernes Santo, Dios venció al pecado, despojó a la muerte, triunfó sobre Satanás y recuperó a su familia. En ese acto de transformación, Dios tomó el peor suceso de la historia y lo convirtió en la victoria más grande. No nos extraña, pues, que el símbolo de la cruz nunca desapareció; no nos extraña, que Jesús haya ordenado que no lo olvidáramos.
«Señor, jamás olvidaré tu cruz. Le da sentido no sólo a lo que hiciste por mi, sino a todo el sufrimiento que se convierte en poder transformador.»
Amen, grax Dios x está Cruz y está victoria 🏆 a ti sea la gloria!!!