Jesús les dijo: —Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. 26 No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor y el que manda como el que sirve. 27 Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. Lucas 22:25-28 (NVI).
Lo que Jesús vino a hacer es impresionante porque vino a establecer un Reino diferente, tan diferente a lo que el mundo había conocido que el pueblo no lo reconoció, pues para empezar en el Reino de Jesús, el rey sirve a los demás. ¡Que locura! Eso no pasa en ningún otro lugar, pero a eso mismo somos llamados, a liderar sirviendo.
Además, es normal que todos deseemos posiciones de liderazgo. Y Jesús no dijo que eso sea malo, más bien dijo que debemos saber que es lo que deseamos y entonces buscarlo de la manera correcta.
Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, 27 y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. 28 Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos». Mateo 20:26-28 26
Y si ya con esto pensaron que mejor nadie quiere ser líder, la verdad es que no tenemos mucha opción, pues si tú eres cristiano y conoces de Jesús, entonces ya tienes una responsabilidad de ser influencia en tu contexto. Primero, en tu familia y luego en el lugar donde estés, pues cada uno de nosotros ha sido llamado para proclamar las buenas noticias del Reino de Dios, con palabras y con hechos, así que nadie aquí puede pensar que no es un líder.
Creo que nuestras opciones son hacerlo bien o hacerlo mal y con mucha humildad lo digo, pues no me considero la mejor líder, pero creo que mucho del desastre que vemos en nuestra sociedad actual es porque la iglesia, como cuerpo de Cristo, no ha tomado el lugar de liderazgo que le corresponde.
Tal como enseña Mateo 5, nosotros fuimos llamados a ser luz en el mundo y aunque el pasaje dice que una lámpara no se esconde sino que se pone en un lugar alto para iluminar, creo que la iglesia sí ha tomado una posición de esconderse en muchas cosas, de alguna manera hemos tenido miedo del mundo, de que nos contamine y mejor no nos involucramos. Pero, ¿cómo nos va a contaminar el mundo si hemos sido purificados por la sangre de Cristo? Hemos tenido miedo de tener poco poder y como no podemos cambiar nada ni lo intentamos, pero tenemos el poder del Espíritu, el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos, hemos tenido miedo de que nos hagan daño, pero tenemos de nuestro lado al Dios todopoderoso.
Así que ya es tiempo, iglesia, de aceptar la responsabilidad que tenemos y levantarnos en el poder del Espíritu para ver el Reino de Dios avanzar. Primero en nuestras familias, no es un secreto que la mayoría de familias a nuestro alrededor no son muy ejemplares, pero nosotros podemos empezar a tomar el lugar de liderazgo que nos corresponde. Y seguramente Dios lleve a cada uno a influir en un lugar diferente. ¿Alguna vez han pensado algo como que “alguien debería hacer algo al respecto”? Tal vez Dios te está llamando a ti.
Entonces, ¿qué hacemos? Aprendemos a ser lideres a la manera de Dios. ¡Si nuestras opciones son hacerlo bien o mal, pues aprendamos a hacerlo bien!
Danielita Orozco
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