Satanás respondió: —¿Y acaso Job te honra sin esperar nada a cambio? ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra. Pero extiende la mano y daña todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! Job 1:9-11
"Job nos regala la increíble verdad de que nuestras decisiones de fe importan, no sólo para nosotros y nuestro destino, sino sorprendentemente, para Dios mismo. Elifaz ignoraba esto, diciéndole a Job: “¿Puede el hombre ser de beneficio para Dios? … ¿qué ganaría él si tú fueras intachable?” (22:1 – 3). Al final Elifaz se tuvo que tragar sus palabras mientras Job ofrecía sacrificios por él pidiendo perdón. La fe de Job ganó para Dios una gran victoria sobre Satanás, quien había cuestionado la totalidad del experimento humano" (Yancey).
El Salmo 50 deja bien claro que Dios realmente no nos necesita. Nos dice allí Dios: ‘si yo tuviera hambre, no te ofendas, pero no iría contigo. Tú no la podrías satisfacer’ (Sal. 50:12, parafraseado). Pero eso no significa que nosotros no podamos aportarle algún bien o beneficio a Dios. No significa que no podamos ser de enorme bendición para él. Podemos serle de bendición de muchas maneras.
Job, literalmente, defendió a Dios frente una acusación blasfema de Satanás, quien afirmaba que los seres humanos sólo servían a Dios por los beneficios que él les aportaba. “Pero, quítales todas tus bendiciones y verás como blasfeman contra ti”—le dijo el Blasfemo. Implícito en esta acusación estaba que Dios no era capaz de ser amado por sí mismo y no por su enorme bolsillo.
Job se levantó como un campeón para contradecir totalmente a Satanás y defender a Dios. Job demostró que el hombre puede amar desinteresadamente a Dios. Job probó que el hombre puede aportar un enorme beneficio a Dios.
Esta semana hablaremos de marcar una diferencia en este mundo. Pero, yo quiero comenzar por enfocar la lente en Dios. Nosotros podemos marcar una diferencia en Dios. Podemos influir en cómo se siente él. Podemos ser un dolor para él o podemos serle de gran bendición, como Job. Insisto, ¡imagínate defender a Dios de manera efectiva y definitiva! El diablo se fue con la cola entre las patas, literalmente. Y ya no pudo volver a ofender a Dios en esta forma gracias a este hombre, que lo perdió todo, menos su compromiso de honrar y darle la gloria a Dios.
«Señor, antes de hablar de marcar una diferencia en este mundo, con la gente necesitada de este mundo, quiero marcar una diferencia contigo. Anhelo honrar y levantar tu nombre. Que cuando el diablo cínico te diga cosas como las que te dijo en el tiempo de Dios, con mi vida yo pueda probar que se equivoca rotundamente. Ayúdame a vivir para tu gloria, amén.»
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