Ayer miércoles 18 de octubre (estoy escribiendo el jueves en la noche), a las 9:25 a.m., Yessi regresó a su habitación en el hospital después de una cirugía en la cual se les extirpó por completo la glándula tiroides. Detrás de la camilla venía la cirujano que la operó. Al ver su rostro mi corazón se llenó de gozo porque supe que todavía salido bien.
Después de semanas de estar orando mañana y noche por esta cirugía, el Señor nos había respondido de una manera maravillosa. La muestra que se le extrajo de la glándula, y que fue enviada de inmediato al patólogo durante la cirugía, había salido benigna. Todavía falta el resultado histopatológico oficial, pero todo apunta a “negativo a malignidad.”
¡Que diferente hubiera sido la alternativa! Yessi habría entrado igual aun inconsciente por la anestesia, pero la doctora hubiera tenido un rostro sombrío y me habría dicho que se encontró malignidad en las muestras y que había tenido que ampliar la cirugía para quitar ganglios del cuello y que ahora habría que pensar en un protocolo de radioterapia o quimioterapia. Mi familia y yo estaríamos devastados.
Gracias, gracias, gracias a Dios este no fue el escenario que sucedió, pero era la alternativa. Nosotros pusimos nuestra confianza en Dios a pesar de que un par de meses atrás la doctora había recibido la noticia de la proliferación de nódulos en la tiroides de Yessi con una expresión seria. Una expresión que he aprendido a interpretar como preocupación reprimida. Su tiroides estaba repleta de nódulos. Numerosos racimos, de hecho. Y un par de ellos habían crecido dramáticamente desde el eco anterior. Uno que había medido milímetros ahora medía 4 cm en unos cuantos meses. Era preocupante.
¿Cómo enfrentamos esto? Como lo enfrentamos la vez anterior en mayo del 2021, cuando le detectaron un gran tumor a Yessi en la matriz. Poniendo toda nuestra confianza en Aquel que Etán, el salmista, dice que es “completamente fiel” (Sal. 89:8 NTV). Orando con mucha carga y mucha fe. Pidiendo apoyo a nuestra familia en la fe, como lo hacemos con la enorme cantidad de necesidades en nuestra gran familia IPV.
No digo que no tuvimos momentos de temor y angustia, pero el Espíritu Santo nos fortaleció y nos dio promesas completamente atinadas a nuestra necesidad. Yo saqué mi “Diario de Batalla” donde peleo por mi hogar y mi familia. Allí tengo una gran cantidad de citas para pelear la buena batalla de la fe. Citas confiadas y llenas de convicción de victoria. Pero, el crédito no es para ninguna de estas cosas. El crédito es para la bondad y amor de nuestro Señor que tuvo compasión de nosotros y nos respondió una vez más.A él sea la gloria por los siglos de los siglos, amén!
Gracias por tus oraciones.
Me gozo con ustedes, en el amor y el poder de Dios. Él cambia nuestro lamento en danza y nos concede las peticiones de nuestro corazón. Gloria a Su Nombre. Gracias Padre amado por la sanidad de Yessi.