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Llamados y Comisionados

  • Foto del escritor: Gabriel Miyar
    Gabriel Miyar
  • 19 ago
  • 2 Min. de lectura

Así que, después de pasar más tiempo en ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron. Hechos 13:3


A veces no queremos ser “enviados.” Un atleta expulsado de un juego no quiere salir de la cancha; un estudiante que causa desorden no quiere ser enviado a la oficina del director. Ambos terminan siguiendo la instrucción sólo porque la autoridad lo exige. En otras ocasiones, el gozo y la anticipación son parte del cuadro: Cuándo nos despedimos de nuestros seres queridos en el aeropuerto o de la hija que se va a estudiar fuera, con alegría les expresamos nuestra emoción por las aventuras que tendrán. ¿Cómo es cuando Dios nos envía a participar en algo nuevo?


Cuando el Espíritu Santo, en Hechos 13, manda llamar a Bernabé y a Saulo en la iglesia en la ciudad Siria de Antioquía y los envía al “trabajo al que los llamó”, el llamado del Espíritu incluye una comunidad más amplia. La iglesia reunida reconoce las intenciones del Espíritu y con disponibilidad renuncia a estos hombres. Cuando esta gente envía a Bernabé y Saulo, voluntariamente se ponen a disposición del Espíritu y declaran que su comunidad no existe para sus propios intereses, sino que el llamado general de toda la comunidad es participar en las crecientes realidades puestas en marcha por las Buenas Nuevas.


Al enviar a Bernabé y Saulo, esta comunidad no rompe sus lazos con ellos. Los compañeros de Bernabé y Pablo en Antioquía responden al mandato del Espíritu con mucho más que solamente: “Hasta luego y que les vaya bien.” En 13:3 cumplen el llamado del Espíritu Santo de “apartar” a estos dos hombres. Al poner sus manos sobre ellos, invocando a Dios para que esté presente, y enviarlos, la iglesia les imparte —y se vuelve a comprometer con— el poder y supervisión del Espíritu. Todas las partes permanecen conectadas en este mismo Espíritu compartido, no importa donde acaben estando Bernabé y Saulo.


Dios es un Dios que irrumpe y en ocasiones desarregla nuestras vidas, nuestras estructuras y nuestras cómodas rutinas. Cuando Dios interviene nuestra zona de confort puede desaparecer, y es posible que nos hallemos, nosotros y nuestros amigos, enviados a participar en los deseos de Dios de cambiar al mundo, ya sea que nuestro primer paso nos lleve cerca o muy lejos a territorios distantes.


Matthew L. Skinner


Lectura bíblica:

Hechos 13

 
 
 

2 comentarios



jorgecabral1292
19 ago

Buen día, en mi caso mi vida dio un cambio muy drástico desde que me presenté en la IPV y cada que dan la palabra los pastores se me enchina la piel, pero se me enchina porque yo quisiera ser quien de la palabra, hablarles y asegurarles de que dios existe porque Jesús cambio mi vida y quiero ser esa persona quien a través de la palabra de dios ayude a más personas a encontrar el buen camino y hacer nuevas personas.. pero lamentablemente mi problema es lo económico porque a lo que yo me dedico solo me da para pasar el día a día y yo quisiera entrar en el instituto pero por falta de dinero se me dificulta

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