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  • Foto del escritorGabriel Miyar

Liderazgo Equilibrado

No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo. Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad. 18 Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo. Juan 17:15-18 (cursivas puestas por mi).


En términos generales y a grandes rasgos, existen dos clases de liderazgo o, más bien, dos grandes énfasis que deben ser parte de nuestro liderazgo. El primero es el énfasis en las personas. Se trata de cuidar a las personas que están bajo nuestra autoridad. Esto significa que nos preocupamos por su bienestar. Si depende de nosotros, nos preocupamos por sus ingresos, por sus periodos de descanso, por que pasen tiempo con sus familias, y tenemos cuidado de no llevarlos al colapso por la cantidad de trabajo que les asignamos. Aquí estamos hablando de líderes people-oriented (enfocados en las personas).


Podemos ver este aspecto en Marcos 6:31:


Entonces Jesús les dijo: «Vayamos solos a un lugar tranquilo para descansar un rato». Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer.


El otro énfasis de liderazgo es cumplir la tarea. Llevar a cabo lo que tenemos que realizar como se dice: “en tiempo y forma.” No procrastinar ni quedar mal con las fechas que hemos establecido para la entrega de trabajo. Ser eficientes y hacer las cosas con excelencia. Aquí estamos hablando de líderes task-oriented (enfocados en la tarea a realizar).


Podemos ver este aspecto en Mateo 25:26-27:


»Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, 27 ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”.


Cómo se imaginan, la idea es tener un equilibrio entre ambos énfasis. Sin embargo, los seres humanos somos desequilibrados por naturaleza. Según nuestro temperamento y experiencias tendemos hacia uno u otro de estos dos énfasis. Esto nos sucede en el hogar, en el trabajo y en la iglesia. Nuestro Señor Jesucristo, nos muestra cómo mantener ambas cosas en equilibrio. Ser exigentes con el cumplimiento de la misión encomendada y, a la vez, cuidar a las personas que forman parte de dicha misión.


A veces, la única manera de lograr esto es formando un equipo de liderazgo que incluya tanto personas orientadas hacia la gente como personas orientadas hacia la tarea y trabajar al unísono.


«Señor, sé que me cuesta trabajo mantener el equilibrio entre el cuidado de las personas y el cumplimiento de las tareas. Te pido que me ayudes a encontrar ese equilibrio dinámico. O bien, ayúdame a hacer equipo con alguien que me complemente. Todo esto por el bienestar de la gente a la que dirijo y la importancia de las tareas que realizamos juntos. Amén.»

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