Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. Santiago 5:16
Encontrar libertad. El sábado pasado cumplí 45 años de conocer al Señor. En este lapso de tiempo he encontrado libertad de una serie de ataduras. Primero, las malas palabras. Para mi, fue lo menos complicado. Pero, a mucha gente le cuesta muchísimo. Necesitan considerarlo algo muy serio. A Dios no le causa ninguna gracia que usemos lenguaje malsonante. En contraste con esto, dejar el vicio del cigarro me costó muchísimo. Pero, la clave para decidirme a abandonar esta cadena fue confesarle a un amigo que yo batallaba con este vicio. Sus oraciones y su ánimo fueron cruciales. Aún así me llevó tres años, o más, dejarlo desde que me decidí seriamente a dejarlo. Cuando alguien me dice que sólo le pidió a Dios, arrojó su último cigarro al suelo y dejó de fumar, sinceramente me da coraje. ¡Que injusto!
Dejar de morderme las uñas, fue aún más difícil. Desde muy pequeño desarrollé este mal hábito (yo digo que desde que mis dientes y mis uñas se conocieron). Era una manera de lidiar con la ansiedad. Pero, a veces me las mordía tanto que casi no quedaba uña en el dedo. Era muy vergonzoso. Especialmente para un joven pastor. Muchas veces cuando la gente me pedía que orara por ellos imponiendo mis manos, yo me afligía de que vieran mis manos con las uñas mordidas. ¡Le doy tantas gracias a Dios de haberme librado de esta terrible atadura! Cada que me corto las uñas, alabo a Dios. Encontrar libertad. Como dijo Danielita el domingo en Patria, “no es una pelea por nuestra salvación, es una pelea por cómo vamos a vivir.” La calidad de vida que vamos a llevar en este mundo.
Aún hay áreas en las que estoy trabajando. Es algo que nunca acaba del todo. Cuando nos estemos yendo con el Señor, todavía llevaremos algunas áreas, en las cuales estábamos trabajando.
Necesitamos ser transparentes y buscar ayuda. Claro, no nos vamos a confesar con todo mundo, pero unos pocos buenos amigos (del mismo sexo), es todo lo que se necesita.
«Señor, estoy listo para lo que sigue. Tú me has dado libertad en muchas áreas de mi vida. Pero, hay cosas en mi que me atan queriéndome convertir en esclavo otra vez. Eso no va a suceder porque tú estás en mi vida, pero no confío en mis propias fuerzas sino en Ti. Amén.»
Gracias Pastor, por compartir tus luchas personales 🙏🏼
Arturo M.