Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla. Mateo 16:18 (RVC)
El llamado a plantar iglesias en lugares llenos de oscuridad puede verse aterrador, desafiante, demasiado difícil o incluso imposible de lograr. Sin embargo, es fascinante darnos cuenta de que Dios mismo nos prometió que el infierno no tiene poder para vencer a la Iglesia. De hecho, el infierno debería tener miedo de la Iglesia, pues ya fue derrotado y es por esto que podemos ir a diferentes lugares a iniciar iglesias nuevas, cumpliendo así con el mandato de Jesús de la Gran Comisión: hacer discípulos en todo el mundo (Mateo 28:19-20).
Podemos ver entonces que colaborar para plantar iglesias nuevas es un acto de obediencia a un mandato directo de Jesús, por lo tanto, podemos confiar en que Su presencia estará con nosotros en medio del desafío. Que incluso nos ayudará cuando no tengamos idea de cómo hacerlo, pues es Su propósito y nosotros colaboramos con Él.
Además, plantar iglesias también es un acto de amor por las personas que no conocen a Jesús, lo que refleja el corazón misionero de Dios, Quien siempre ha buscado alcanzar a todas las naciones, tal como vemos desde Génesis hasta su cumplimiento profetizado en Apocalipsis.
Después de esto miré y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de ropas blancas y con ramas de palma en la mano. 10 Proclamaban a gran voz: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!». Apocalipsis 7:9-10 (NVI)
Finalmente, como iglesia IPV creemos que Dios nos ha dado un llamado especial a plantar iglesias de gracia. Desafortunadamente, en nuestro país hay mucho legalismo que promueve la idea de que necesitamos merecer la salvación, idea totalmente contraria a las enseñanzas de la Biblia. Por eso creemos que IPV tiene algo especial que ofrecer a nuestras comunidades y estamos dispuestos a esforzarnos para que más creyentes puedan vivir una vida plena en Cristo, sin sacrificar la búsqueda de la santidad y de la devoción profunda a Dios, al mismo tiempo que disfrutamos de la libertad que hay en Cristo.
«Gracias Dios por el privilegio que nos das de colaborar contigo, que podamos identificar nuestra parte en esta increíble misión que nos has dado. Amén.»
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