¿La Cosa es Conmigo?
- Gabriel Miyar
- 7 may
- 2 Min. de lectura
Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo». Isaías 30:21
El otro día estaba teniendo una plática muy intensa con un par de personas que amo mucho. Yo trataba de convencerlos de que tomaran un paso en su vida cristiana, pero ellos se resistían. Yo estaba seguro de que era la voluntad de Dios para sus vidas, pero no podía lograr convencerlos. Finalmente les dije: “¿Por qué no le preguntan al Señor a ver qué piensa él?” Como son personas que aman a Cristo estuvieron de acuerdo en hacer esto. Lo cual me dio mucha paz.
Yo les platiqué que muchas veces me ha sucedido como si yo volteara a ver a Jesús y me diera cuenta de que sus labios se están moviendo, pero yo no escucho nada. Entonces, como que le pregunto: “¿Es conmigo? ¿Estás hablando conmigo?” Y como que él me dice: “Llevo semanas hablando contigo y tú no me pelas.”
Conforme pasan los años, me he dado cuenta de que una de las cosas más desesperadamente importantes en mi vida es poder escuchar la voz de Dios. Porque, aunque lo que te platiqué es figurativo, pues realmente no veo físicamente al señor Jesús moviendo los labios, la sensación de que él lleva un buen tiempo tratando de hablar conmigo es muy real. Y su reproche de que lleva mucho tiempo hablándome y yo no lo escucho también es una sensación muy real. Interna, pero muy real.
En estas situaciones la forma en que le presto atención a fin de escuchar lo que está tratando de decirme es acudir con él en oración y decirle: “¿qué estás diciéndome, Señor?” A veces no logro entender de inmediato, pero he hallado que siempre que de alguna forma dirijo mi atención hacia él, él también de alguna forma me hace saber lo que me está diciendo. A veces es una palabra que siento dentro de mí, o tal vez me lo hace saber a través de alguien más o de alguna circunstancia. Hay un montón de maneras en las que, una vez que le pongo atención, él me habla.
Tal vez en este mismo momento, Jesús ha estado tratando de decirte algo, y si tú pones atención también “verás” sus labios moverse, y si le preguntas qué es lo que quieres decirme, él te lo dirá de una forma o de otra. Pero lo más importante es que pongas atención a lo que él te está diciendo.
«Señor, es muy posible que en estos momentos tú estés tratando de decirme algo, así que haré una pausa delante de ti para preguntarte si hay algo que quieras decirme. Aún si se trata de algo que quizás yo no quiera escuchar. Háblame.»
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