Estando Job en medio de una situación tan trágica es significativo que lo que más lo desesperaba era no tener un acceso directo a Dios para poder dialogar con Él y saber qué era lo que estaba pasando.
»Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio (9:32).
Su gran clamor durante toda esta larga crisis era que hubiera un “mediador” que pudiera actuar como intermediario entre Dios y él.
Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro. Ese mediador podría hacer que Dios dejara de golpearme, y ya no viviría aterrorizado de su castigo (9:33-34).
Job no tenía idea de qué era lo que Dios tenía en su contra. «Le diré a Dios: “no me condenes de plano, dime qué cargos tienes en mi contra”» (10:2).
Job intuía aquello que nosotros ahora sabemos que es esencial para poder acercarnos a Dios y tener una relación con Él: «Necesito un mediador entre Dios y yo, como una persona que intercede entre amigos» (16:21). Nosotros ahora, con la Biblia completa, sabemos que era indispensable que apareciera este mediador entre Dios y los hombres. Ahora nosotros sabemos que ese intermediario no es otro que Nuestro Señor Jesucristo.
«Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Tim. 2:5).
Job nos ayuda a entender la necesidad de este mediador. Sólo alguien que ha sentido la infinita desesperación de necesitar urgentemente entrar en contacto con Dios, a la vez que sabe que Dios está en el cielo de santidad y él en la tierra de inmundicia y que un enorme abismo los separa. Sólo alguien así puede captar en carne propia lo indispensable de contar con un intermediario que haga posible el contacto y la relación. Y este mediador tenía que ser a la vez divino para poder “hablar el idioma” de Dios y humano para poder “hablar el idioma de los hombres” y conectarnos. Por eso Jesucristo es el mediador perfecto.
Y más aún, Job no solamente intuía la necesidad de este intermediario, sino que además, de alguna forma, sabía en su corazón que existía y que estaba en el cielo. Miren lo que dice:
«Ahora mismo, mi testigo está en el cielo; mi abogado está en las alturas» (16:19).
¿Puedes sentirte agradecido de tener un mediador que te pone de acuerdo con Dios?
Nunca había visto Job con estos lentes, que increíble es cuando descubres a Jesús en un libro del AT.
A Job lo he visto hasta ahora en tres etapas .
De chavo era el libro fantástico, lleno de dinosaurios/dragones, y un Dios por encima de todo.
Hace poco era un libro de angustia que prefería evitar , angustia de terminar como Job, de no entender la relación entre Dios y su satanás.
Y ahora verdaderamente estos blogs le han pegado con una luz que no me hubiera imaginado. Me animan.