Experimento Mental

Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. 1 Timoteo 6:6

Seguimos con el tema del contentamiento con nuestros bienes materiales. Hay un experimento mental atribuido a Brad Stollery. Es una pequeña parabola diseñada para ayudarte a pensar cuanto necesitas para vivir.

Imagina que eres una de cinco personas que han sido seleccionadas por un filántropo misterioso para participar en un concurso. Ustedes cinco son de clase media y tienen niveles de deuda y costos de vida similares. Tienen más o menos la misma edad, básicamente la misma condición física, el mismo número de hijos y todos ustedes viven vidas de bajo riesgo relativamente. De manera privada, y uno por uno, un representante del donador se acerca con cada uno de ustedes con un cheque en blanco y una pluma y les plantea la siguiente pregunta:

¿Cuánto dinero se te necesitaría dar, aquí y ahora, para retirarte hoy y nunca recibir un peso más de ingresos (de ninguna fuente) por el resto de tu vida? Y por razones de simplicidad, digamos que la inflación no es un factor. La cantidad será en pesos actuales. Pero, recuerda, no hay inflación.

[Para hacerlo más accesible a los mexicanos digamos que se trata de un cheque que te darán mensualmente por el resto de tu vida.]

El truco es que cualquiera de los cinco jugadores que escriba la menor cantidad en el cheque será el único al que se le pagará esa suma. Los otros cuatro no obtendrán nada.

¿Qué cantidad pondrías en el cheque?

Este ejercicio mental está diseñado para que busques saber cuál es el mínimo con el cual vivirías contento. Y por supuesto que vas a buscar el mínimo, porque estás pensando en los otros cuatro competidores, y quieres ganar, pero a la vez considerarás que realmente te alcance de modo que tengas lo suficiente. Tal vez puedes hacer el experimento con cuatro amigos o miembros de tu familia y ver quién gana y si su cantidad es realista como para que esa persona sienta que eso es suficiente para estar contenta.

En fin, lo que estoy buscando es que reflexionemos de una manera práctica y realista cuánto es suficiente para vivir contentos, y si es una cantidad que Jesús aprobaría para nosotros.

«Señor, en verdad estoy pensando seriamente en el fruto espiritual del contentamiento, no quiero vivir insatisfecho o sintiendo envidia de los demás. Ayúdame a llevar una vida sencilla. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús, amén.»

“No es cuánto tenemos, sino que tanto disfrutamos lo que tenemos, lo que nos hace felices.” —Charles Spurgeon.