Exaltado a la derecha de Dios y, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen. Hechos 2:33
Desde hace unos pocos años hemos separado el tiempo entre Semana Santa y Pentecostés para darle un lugar especial del Espíritu Santo. La persona del Espíritu Santo es una de esas realidades en las que diferentes creyentes tienen un muy diferente grado de familiaridad y experiencia con él. Me hace pensar en los discípulos de Hechos 19 que decían: “ni siquiera hemos oído que hay un Espíritu Santo.” (v.2). Lo admito, es un caso extremo.
Muchas veces nuestro conocimiento del Espíritu Santo es muy teórico y nuestra experiencia de su poder e influencia puede estar limitada. Alguien dijo con respecto al Espíritu Santo que muchas veces somos como una persona que tiene sordera en un concierto. Estudiamos el programa con cuidado, creemos cada declaración que se encuentra allí, hablamos con todo respeto de la calidad de la música, pero sólo escuchamos algunos acordes. No tenemos una noción completa de la increíble sinfonía que es la obra del Espíritu Santo.
Concuerdo con eso y cada año busco ahondar y profundizar en mi conocimiento y experiencia del Espíritu.
El apóstol Pedro, habiendo recibido el Espíritu Santo junto con los 120 discípulos en el Aposento Alto, es decir, la Promesa que el Padre les había dicho que esperaran en Jerusalén, dio su primer mensaje y se refiere al Espíritu Santo como “esto que ustedes ven y oyen”.
Si leemos el capítulo completo podemos ver que hubo ciertas señales visibles y audibles. Hablaron en lenguas distintas, parecían borrachos, hablaban las maravillas de Dios de tal manera que todos los presentes de todas las naciones podían entender lo que decían. Si. La venida del Espíritu Santo es algo visible y audible.
Pablo mismo les dice a los Corintios que el no quería venir y solo predicar con buena elocuencia, sino “con demostración del Espíritu y de Poder” 1 Corintios 2:4
Creemos que el Espíritu Santo siempre quiere hacerse presente a través de Sus demostraciones
Y es que en realidad el Espíritu Santo esta muy presente desde que venimos a Cristo. De hecho no podríamos venir a El sino fuera por la obra del Espíritu Santo desde el inicio en nuestro corazón.
Ahora, la idea no es aficionarnos solamente a la demostración de su poder. La idea es aprender a vivir continuamente en el Espíritu. Discernir su voluntad y familiarizarnos con su manera de actuar en nuestras vidas. Y esto haremos en las próximas semanas con el favor de Dios. Así que prepárate para sumergirte en la vida del Espíritu Santo.
Comments