Endoscopía

Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. Hebreos 4:12

Esta es una cita muy conocida y muy usada, pero el contexto de este versículo es que el autor de Hebreos está exhortando a los creyentes judíos, que estaban pasando por un tiempo muy difícil de rechazo y persecución, a que no se apartaran de Dios por sus necesidades y problemas para que no cayeran en la desobediencia como sus ancestros en el desierto.

Básicamente, les está diciendo que Dios detecta el más mínimo movimiento cuando empezamos a alejarnos de él. Cuándo una rebelión empieza a gestarse o una actitud negativa hacia Dios aparece desde el momento en que comienza a suceder.

Ahorita, mi amada esposa, Yessi, está siendo sometida a una endoscopía. Ella trae un sangrado en su intestino delgado. Pero, para descubrir dónde está le hicieron una endoscopía, una colonoscopia y una angiotomografía. Y ninguno de estos procedimientos descubrió el sitio exacto donde se origina el sangrado. Estamos confiando que esta endoscopia actual, más avanzada, no solamente descubra el sitio del sangrado, sino que lo cauterice y resuelva el problema de salud de mi amada.

En este contexto personal que estoy viviendo, leo Hebreos 4:12 como la máxima endoscopía que puede haber. La que hace la Palabra de Dios cuando nos exponemos a ella. Dice que: “deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.”

Cuando no estamos leyendo de forma consistente la Palabra de Dios se empieza a acumular daño en el interior de nuestra alma. Los problemas no son detectados y nuestra salud espiritual empieza a decaer rápidamente.

Cuándo “escudriñamos” (honrosa palabra de Reina Valera 1960, que significa explorar a fondo) la Palabra de Dios constantemente, nos estamos exponiendo a que Dios revele lo que hay en nuestro interior. De repente leemos un pasaje donde se menciona el pecado o la rebelión de alguien y nos identificamos, el Espíritu Santo nos dice como Natán a David: “¡Tú eres esa persona!” Antes estábamos en la ignorancia ahora podemos ver nuestro interior. Entonces, podemos arrepentirnos y pedir perdón y sanar antes de qué las cosas crezcan y se hagan muy difíciles de manejar.

En verdad, como dice nuestra cita, la Palabra de Dios es “viva y poderosa.” No es un texto inerte. Es un instrumento viviente, como su Autor, que no solamente revela nuestra condición, sino que la sana.

Muchas veces te he animado a que te metas en la palabra de Dios y te expongas a ella. Escucha esta nueva exhortación. Te animo a obedecer a Dios en esto.

«Señor, dame la sabiduría para saber lo que me conviene acudiendo a tu palabra y exponiéndome a ella para que ésta haga su obra profunda en mi ser. Amén.»