top of page
Buscar

En Cristo

Foto del escritor: Gabriel MiyarGabriel Miyar

Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo. Efesios 2:13 (énfasis mío).


Ayer, en la predicación, comenzamos la segunda etapa de crecimiento en nuestro mapa de crecimiento espiritual: Encontrar Libertad. ¿Recuerdas? 1) Conocer a Dios, 2) Encontrar Libertad, 3) Descubrir tu propósito y 4) Marcar una Diferencia. Cómo venimos afirmándolo una y otra vez, esta es una manera muy práctica de ubicar en donde nos hallamos en nuestro crecimiento hacia la madurez espiritual. Y es el esquema que estaremos manejando en Palabra de Vida, a partir de ahora. No sólo porque describe la realidad de una manera muy adecuada, sino que además es sencillo de manejar y recordar.


En nuestro campus de IPV Norte reforzamos todavía ayer el primer paso: Conocer a Dios. Esto porque tuvimos de invitado al pastor Oscar Suárez quien ha estado enseñando en Fuente de Vida el tema de como Dios nos hace sus hijos y nos da una herencia. Vamos a animar a la gente de IPVN a que vean el mensaje de Patria en You Tube y pondremos a disposición de todos los campus el podcast de Oscar.


Oscar nos explicó por qué Dios puede vernos exactamente como ve a su hijo Jesucristo, es decir, como “hijos amados en quien él se deleita” a pesar de que estamos llenos de defectos y pecado. Dios nos ve como hijos amados que complacemos a Dios porque en el momento de nacer de nuevo somos colocados “en Cristo”. Somos revestidos de Cristo y por lo tanto, cuando Dios nos ve, ve a Cristo quien nos reviste. De una manera muy interesante, ilustró esta gran verdad con la vida de Jacob y Esaú.


Recordarás que Esaú, el primogénito de Isaac y Rebeca, le vendió todos los derechos de hijo primogénito a su hermano Jacob. Pero, en el momento en el que estos privilegios debían hacerse una realidad, Isaac, su padre estaba listo para concedérselos a Esaú. Esaú, por su lado, muy convenientemente, ya ni se acordaba de haber renunciado a ellos. En efecto, cuando Isaac buscó a Esaú para bendecirlo con todos los privilegios de la primogenitura, Jacob se revistió con las ropas de Esaú (incluyendo el simular lo velludo con un vellón de carnero). Como Isaac, a estas alturas estaba ciego, sólo percibió el olor de Esaú y lo velludo de sus brazos y entonces otorgó su bendición.


En resumen, Jacob recibió todos los privilegios de la primogenitura, incluyendo la doble porción de herencia, porque estaba revestido de Esaú. Jacob estaba allí adentro de ese cascarón esaúdico. De la misma manera, Dios nos concede todos los privilegios de hijos, porque estamos en Cristo, revestidos de él. No que Dios esté ciego y no sepa que realmente somos nosotros y no Cristo. Más bien, su amor halló la manera de concedernos legalmente los mismos privilegios de Jesús. La satisfacción legal de la sangre de Cristo lo ciega al hecho de que somos sólo nosotros, humildemente, y no Jesús.


«Gracias, Señor Jesús por cubrir todas nuestras faltas y compartirnos todos tus privilegios de Hijo...»

88 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page