Haciendo a un lado por el momento los espejos (“¡gracias a Dios!” Dirán con alivio algunos de ustedes), hablemos de la llenura del Espíritu Santo. Fue uno de los temas que tocamos durante la serie y es muy importante que le demos seguimiento ahora que hemos dejado la cumbre y estamos atravesando el valle de la vida cotidiana.
Como vimos, el apóstol Pablo nos exhorta diciendo:
“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu” Efesios 5:18 (NVI).
En contraste con este desenfreno, el Espíritu Santo trae verdadera libertad. Especialmente libertad de inhibiciones, traumas, complejos y temores que nos bloquean, limitan y paralizan. Piensa: “Pedro, lleno del Espíritu Santo” (Hech. 4:8). Pedro hablando en el Tribunal Supremo ante, ni más ni menos que, el sumo sacerdote. Pedro, actuando con tanto valor como antes había actuado con tanta cobardía. Recuerden a Pedro, tan sólo dos meses atrás, en el patio de este mismo personaje, y ni siquiera frente al tribunal en sí, sino allá lejos de la acción, ante los servidores más modestitos y menos intimidantes de la casa.
Ahora Pedro “le sostiene la mirada” al sumo sacerdote y es éste último quien tiene que dejarlo en libertad. “Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan” (Hech. 4.13). “Denuedo,” que es la palabra que usa aquí Reina-Valera 1960, es una hermosa combinación de convicción y valor.
Esto es lo que hace la llenura del Espíritu en nuestras vidas. Por eso sabemos que se trata de algo bien definido que no podemos ignorar cuando está presente y tampoco cuando no lo está. Yo sé perfectamente bien cuando estoy lleno del Espíritu Santo. Y cuando no lo estoy.
La palabra que NVI traduce como “desenfreno” en Efesios 5:18 comunica claramente la idea de perder el control, como sucede comúnmente bajo la influencia del alcohol o de las drogas.
En mi juventud llegué a emborracharme en varias ocasiones. Le doy gracias a Dios de que me libró de quedar atrapado en este vicio, pero experimenté lo suficiente de ese “desenfreno” del que habla Pablo como para saber perfectamente de qué está hablando. Bajo la influencia del alcohol me atrevía a hacer cosas que no hubiera hecho jamás en mis cinco sentidos. El alcohol me envalentonaba y esto producía una sensación estimulante. Hasta que terminaba haciendo algo estúpido que me mostraba que no tenía ningún control de a dónde pudieran llegar a parar las cosas.
El Espíritu Santo no actúa así para nada. El Espíritu Santo sí te da el valor para hacer cosas que de otra manera no harías, lo cual es más estimulante que cualquier sensación de origen químico. Pero, no te lleva hacer cosas denigrantes o cosas de las que pudieras después avergonzarte. Estás operando bajo la estimulante influencia del Espíritu Santo, pero no pierdes el control. En todo momento eres dueño de ti mismo.
Lo que Pablo dice acerca de la profecía aplica a toda manifestación de la llenura del Espíritu Santo: “Recuerden que la gente que profetiza está en control de su espíritu y puede turnarse con otros” (1 Cor. 14:32). Es decir, puede guardar silencio y dar lugar a otra persona para que también profetice. No está “poseído” por el Espíritu Santo.
Convicción y valor que nos llevan hacer cosas más allá de nuestros modestos recursos; convicción y valor que no dejan cruda alguna, esta es la llenura del Espíritu Santo.
¿Y cómo puedo ser lleno del Espíritu Santo? Recuerda que cuando hablamos de ser llenos del Espíritu Santo no estamos diciendo que tengamos una mayor cantidad de la Persona del Espíritu Santo. Más bien se trata de que el Espíritu Santo tenga más de nosotros. El Espíritu Santo ya vive en tu corazón desde el momento en que recibiste a Cristo, pero entre más áreas de tu vida le entregues más se manifestará Él en ti. Areas oscuras, ábrelas a su gracia. Renuncia a todo lo vergonzoso y consagra cada aspecto de tu vida a Dios.
Anhela servirlo en el poder del Espíritu Santo, lo suficiente como para salir de tu zona de confort. Atrévete a intentar cosas nuevas y más atrevidas. Cosas que requieren una mayor dependencia del Espíritu. En este rumbo se halla la llenura del Espíritu Santo.
Seguiremos hablando de este tema durante esta semana. Por lo pronto prepara tu mente y tu corazón para dar más/para recibir más. Y, muy importante, cuéntame cómo vas.
El viernes pasado me tuvieron que realizar una Resonancia Magnética, que me preocupaba mucho temor, por la tendencia a ser algo claustrofóbica. Pensé en tomar algún sedante , pero no me convencía, por lo que le pedí al Espíritu Santo tuviera en control mi claustrofobia, permitiera que yo pudiera estar tranquila y llena de Su paz. Al entrar a ese infernal maquina, no recordaba que es exageradamente ruidosa, como cuando se dispara una alarma dentro de una casa....ensordecedora. Me dieron unos tapones para los oídos que no ayudaron mucho. Pero la presencia del Espíritu Santo en mi fue tal....que después de 20 minutos dentro del aparato, orando y alabando a Dios....me quede dormida, con todo y el ruidajal. Cuando desp…