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  • Foto del escritorGabriel Miyar

El Poder en tus Manos

Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor 27 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás, 28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20:26-28 (NVI).


Seguramente, en algún momento de la vida, cada uno de nosotros ha deseado ser líder y poder impactar la vida de otras personas. Sin embargo, también es cierto que muchas personas se olvidan de estas palabras de Jesús, pues el ideal de un líder es que sirva a las personas que lidera. Es decir, un líder cristiano debe ser un servidor, debe ser alguien que lidera sirviendo, tal como lo hizo Jesús.


Esto aplica adentro y afuera de la iglesia, pues no estamos llamados a ser cristianos solo dentro la iglesia. Al contrario, estamos llamados a vivir una vida cristiana íntegra, sin divisiones, a reflejar nuestro cristianismo en cualquier lugar donde estemos, y yo diría que esto es necesario especialmente fuera de la iglesia.


Creo que parte de proclamar el Reino de Dios en nuestro contexto incluye que busquemos la manera de usar correctamente el poder que tengamos. Cada uno de nosotros tiene una posición de poder (liderazgo) en algún lugar y lo que Jesús enseñó es que la persona con más poder debe ser la que más sirve a los demás, la que más busca el bienestar de otros, el que más busca cuidar a los más desprotegidos.


Por esto, el desarrollo de nuestro carácter es tan necesario, solo si tenemos un carácter sólido en Cristo vamos a ser capaces de negarnos a nosotros mismos para poder buscar el bienestar de otros, pues vamos a poder confiar totalmente en que Dios mismo tiene cuidado de nosotros y además podremos confiar en que Su Espíritu actúa por medio de nosotros para hacer lo imposible.


No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás. Filipenses 2:3-4 (NVI).


¿Qué poder tienes en tus manos hoy? ¿Cómo puedes usarlo para ser esperanza para los más desfavorecidos?


«Señor, te doy gracias porque has depositado poder en mi. Tu poder y autoridad. Enséñame a utilizarlo para el bien de las personas que has puesto bajo mi cuidado. Enséñame a cuidarlas como lo hace Cristo con los suyos. Amén.»


Danielita Orozco

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