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El milagro del domingo

  • Robbie Rembao
  • 8 ago
  • 2 Min. de lectura

Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde. (Hechos 3:1 NTV)


El domingo, Gabriel usó una frase que se quedó dando vueltas en mi corazón: “el milagro del domingo”. Cada vez que la decía, algo resonaba en mí. Resonaba con recuerdos de lo que he visto que Dios puede hacer… y con una expectativa viva de lo que todavía está por venir.


El primer milagro del domingo que vi fue en mi propia vida, el domingo 18 de febrero del 2007 en una iglesia hispana del sur de california el pastor Jorge Noreña al final de su mensaje hizo una invitación a recibir a Jesús, recuerdo pasar al frente casi de inmediato y con lágrimas de arrepentimiento entregar mi vida a Jesús. En agosto de ese mismo año regresé a mi querida Guadalajara y conocí mi casa, IPV.


Desde entonces, no he dejado de ver milagros en los domingos. He visto salvación, personas siendo llenas del Espíritu Santo, el rostro cuando alguien se encuentra con la hermosa presencia de Dios. He visto a personas encontrar una familia, y a otros moverse en generosidad? regalar un café… ¡o incluso un carro! Todo esto sucede por el milagro del domingo.


Y no es por casualidad. Dios quiere que nos reunamos, que lo adoremos juntos, que recibamos una palabra que nos acerque más a Él. Él usa el domingo para formar, sanar, animar y redirigir a Su Iglesia. Gabriel lo dijo con claridad: lo que sucede cada semana es un milagro. El milagro del domingo.


Si me das chance de abrir mi corazón un poco, te confieso que una de mis grandes frustraciones es ver a personas que no valoran congregarse. Muchos van solo cuando los problemas ya se acumularon, o se excusan con frases como “mi relación con Dios es personal” o “hay mucha gente hipócrita en la iglesia" y ambas son verdades que el diablo usa para alejarte de Jesús.


Los apóstoles animaban constantemente a los creyentes a reunirse, y en el capítulo 3 de Hechos vemos lo que puede pasar en una de esas reuniones: un hombre es sanado, otros descubren su llamado y una multitud escucha el evangelio. Entonces solo queda hacernos una pregunta importante.


¿Vas a estar ahí cuando Dios quiera hacer el siguiente milagro de domingo en tu vida?


Lectura Biblica:

Hechos 5

 
 
 
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