top of page
Buscar

El Final: Gracia Desbordante

Foto del escritor: Gabriel MiyarGabriel Miyar

Le preguntó por tercera vez:

—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó:

—Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero.

Jesús dijo:

—Entonces, alimenta a mis ovejas. Juan 21:17


El centro del capítulo 21 de Juan es la restauración de Pedro tras su doloroso fracaso. Si recuerdan, en el capítulo 13 Jesús había predicho la negación de Pedro:


[Pedro:] Estoy dispuesto a morir por ti.

—¿Morir por mí?—le contestó Jesús—. Pedro, te digo la verdad, mañana por la mañana, antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces. Juan 13:17-18.


Pedro estaba tan cegado por su orgullo y vanagloria que no escuchó la advertencia. Como muchos de nosotros, muchas veces. Horas después, Pedro estaba negando conocer a Jesús. Pedro estaba contradiciendo todo lo que Jesús había enseñado en estas últimas horas.


Jesús les había dicho, entre otras cosas, que él era la vid verdadera, y que tenían que permanecer unidos a él: “Yo soy la vid verdadera… Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes” (15:1-2). Pero, Pedro se deslinda y se separa completamente de Jesús, como una rama cortándose a sí misma de la planta.


Jesús les acababa de decir que ahora ya no eran sus siervos, sino sus amigos personales, y que “no hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos” (15:13). Pedro, entonces, hace todo lo contrario de lo que Jesús dice que un amigo haría. Se porta como un enemigo.


Si no tuviéramos el capítulo 21, la historia de Pedro sería igual a la de Judas. Pero, en este capítulo vemos como Jesús amorosamente restaura a Pedro y lo hace confesar tres veces que lo ama, una por cada vez que lo negó, dando a entender así que su traición había sido perdonada y olvidada. ¡Luego lo reinstaura como pastor de sus ovejas! Esta historia de Pedro ha confortado y traído paz a cientos de miles de creyentes, tal vez millones, incluyéndome a mí.


¿Dónde puedes encontrar tanta gracia sino en Jesús? Y qué manera tan hermosa, de concluir el evangelio de Juan, con un Jesús resucitado, un Pedro restaurado y unos seguidores recomicionados.


Tenemos un Salvador maravilloso, un Líder y Maestro incomparable. Lleno de “amor inagotable y fidelidad” (Juan 1:14). Así que, ¡ánimo, levántate y sigue a Jesús con todo tu corazón y toda tu pasión!


En este tiempo, si duda, has aprendido muchas cosas maravillosas acerca de tu Señor. Atesora todas esas enseñanzas, confía que todas tus oraciones han sido escuchadas y confiesa que por su gracia tendrás un año de crecimiento y victoria, porque empezaste de la mejor manera. Y olvides hacer de la práctica del ayuno algo frecuente en tu vida, pues ya has probado el fruto abundante que produce.


¡Felicidades! P.D. Hoy a las 7:00 pm. publicaré lo que me dejó a mi personalmente este tiempo de ayuno, por si te sirve para meditar en lo que te dejó a ti. Podrías tener un breve tiempo devocional vespertino.

122 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page