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  • Foto del escritorGabriel Miyar

El Entrenador

Actualizado: 8 jun 2023

En estos días hemos estado hablando de que mucha de nuestra falta de felicidad viene de que “nos escuchamos a nosotros mismos en lugar de hablarnos a nosotros mismos.” Escuchamos la voz del “crítico interno.” Esa voz de crítica y juicio que nos quiere encasillar en una identidad pasada. Una voz que no reconoce que ya no somos esa vieja criatura que éramos (como el cerebro de José, que no reconocía la ausencia de su pierna izquierda).


Dijimos que esa voz es una mezcla de mi antiguo concepto de mi mismo; o de mí todavía actual concepto de mi mismo que ve todas mis fallas y errores y las interpreta como evidencia de que no soy una nueva criatura después de todo. O una mezcla de lo anterior más el concepto que otras personas importantes en mi vida tenían o tienen de mi. Y si alguna de estas críticas resultara cierta, sólo se trata de mi “viejo yo” o de mi “falso yo.”


Decíamos que en lenguaje bíblico es la voz de nuestra alma, muchas veces “abatida y turbada” (Sal. 42:11). Y decíamos que necesitamos un Defensor que nos defienda de esos pensamientos negativos y que selle en nosotros la verdad de nuestra nueva identidad en Cristo.


Ese Defensor es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos habla palabras de ánimo y de afirmación (y cuando nos regaña lo hace con verdadero amor). En una de las predicaciones dijimos que es como un entrenador.


Que “coincidencia” que justo en estos días estamos leyendo en el libro La Recta Final de Robert Wolgemuth que nuestra vida como creyentes se asemeja a una carrera que debemos concluir con honores. Refleja mucho del pensamiento de Pablo en textos como 1 Corintios 9:24 «¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan.»


Hay un momento en el que Robert dice: “Sería natural preguntarse por qué un corredor necesita un entrenador. Es decir, además de gritar órdenes como: «¡Oye, corre más rápido!», ¿Qué puede hacer un entrenador de carreras?” (Como diciendo ¿para que pagarle a un costoso entrenador cuando lo único que hace es gritarle al atleta lo que el atleta ya sabe que debe hacer?). Pero Robert continúa: “En realidad, la respuesta es sencilla. Un entrenador excelente planta una semilla en el corazón de su alumno que dice: «puedes lograrlo,» y «creo en ti.» Instruye a un corredor joven con una estrategia para ganar.”


Esto es exactamente lo que hace el Espíritu Santo en nuestras vidas. Y estos últimos blogs han sido una preparación para hacer a un lado la voz crítica interna y escuchar al Entrenador. En realidad todo este asunto de hablarle al espejo equivale a ponernos en los tenis del Entrenador y de algún modo tratar de vernos como el nos ve.


Muchos de nosotros no tuvimos tan buenos “entrenadores de vida” en nuestros padres, tutores, maestros y pastores. En muchos casos, su falta de paciencia nos hizo sentir inútiles. Piensa en un instructor de escuela de manejo. Los mejores instructores son pacientes y valientes (si, valientes), y te dan ánimo y seguridad de modo que producen en ti seguridad y confianza en tu capacidad ¡No hay nada peor que un instructor de manejo impaciente o nervioso! Si tuviste la fortuna de ser enseñado por un buen instructor de manejo sabrás a lo que me refiero cuando digo que el Espíritu Santo es el mejor Instructor de manejo.


Si aprendes a escuchar la voz de este maravilloso Entrenador aumentará tu confianza y tu seguridad. En lugar de escuchar la voz crítica que te deja desanimado y deprimido, escucharás la voz del Espíritu Santo animándote y dándote seguridad. El Espíritu Santo te dirá cosas como: “Tú puedes salir adelante en esta situación. Y por supuesto que no espero que lo hagas en tus propias fuerzas. Pero yo te he fortalecido con poder en tu ser interior. Yo creo en ti. Por eso me he invertido por completo en ti. Te acompañaré a cada paso. Te amo y jamás te dejaré solo.


Te dejo con estas dos citas bíblicas:


“Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas» (Josué 1:9).


“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa” (Isaías 41:10).


Aprecio tus comentarios.

44 visualizaciones6 comentarios

6 Comments


Jezlia Quiroz
Jezlia Quiroz
Jun 10, 2023

En esta semana ví una película que se llama "Recuerda la meta" y es de una maestra que entrena a sus alumnas a correr en campo abierto para llegar a ganar la carrera estatal, pero las instrucciones que les da a sus alumnas, no hacen sentido con sus conocimientos y ellas piensan que no ganarán, pero la entrenadora está trabajando más cosas de las que ellas pueden ver o entender para poder ganar la carrera.


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Jezlia Quiroz
Jezlia Quiroz
Jun 10, 2023

¡Cuanta fuerza y convicción le dan los versículos a una reflexión guiada por Espíritu Santo! Muchas gracias por compartir Pastor Gabriel.

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Graciela Del Zoppo
Graciela Del Zoppo
Jun 08, 2023

Esos dos versículos son mis bastones en los tiempos turbulentos o de duda. Han sido los que me han sostenido porque creo en esa Palabra y creo firmemente en mi Dios quien me las dice. Gracias por recordarlas, mañana me hacen un estudio y necesito de ellas para no apanicarme o tener una crisis de claustrofobia.

Saludos!

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Yessi Michel
Yessi Michel
Jun 08, 2023

Nuestro entrenador el Espíritu Santo!

Que buenos versículos 🫶

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Juan Alvaro Rodriguez
Juan Alvaro Rodriguez
Jun 07, 2023

Que la puerta siempre este abierta para el mejor entrenador de nuestras vidas!

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