Déjenme decirles lo siguiente, amados hermanos: el tiempo que queda es muy breve. Así que, de ahora en adelante, los que estén casados no deberían concentrarse únicamente en su matrimonio. 30 Los que lloran o los que se alegran o los que compran cosas, no deberían ser absorbidos por sus lágrimas ni su alegría ni sus posesiones. 31 Los que usan las cosas del mundo no deberían apegarse a ellas. Pues este mundo, tal como lo conocemos, pronto desaparecerá. 1 Cor. 7:29-31
En medio de un contexto en el que Pablo está hablando acerca del matrimonio, por un momento amplía el concepto para hablar un poquito acerca de no estar apegados a este mundo. La idea no es que no invirtamos en nuestro matrimonio, o en el caso de los solteros que no busquen pareja. Su instrucción es que estas bendiciones no nos consuman en tiempo y energía de modo que descuidemos las cosas de Dios.
Sinceramente creo que casi todos los hombres que conozco deberíamos invertir mucho más en nuestro matrimonio, ya que nuestra tendencia es a descuidarlo. Y las mujeres igual. Así que no nos iremos por allí.
Esta porción de las Escritura es un llamado a desdramatizar el Drama Humano. “Los que lloran o los que se alegran… no deberían ser absorbidos por sus lágrimas ni su alegría…” Tanto la tristeza como la alegría por los asuntos de este mundo son pasajeras (no así el gozo en el Espíritu). A veces le damos demasiada importancia a nuestras crisis emocionales. Nos consumen.
Es un llamado a no poner demasiada inversión emocional en las cosas de este mundo: “…los que compran cosas, no deberían ser absorbidos por… sus posesiones.” Esa alegría que sentimos cuando compramos algo que deseamos, siendo real, es tan efímera que muy pronto queremos más. Por eso vivimos insatisfechos y queremos más. Muchas veces, por eso coleccionamos.
Es un llamado a no aferrarnos a las cosas de este mundo. Si se van, se van: “Los que usan las cosas del mundo no deberían apegarse a ellas.”
Yo sé que no es fácil. Vivimos literalmente en medio de un mercado gigantesco —¡y ahora con la facilidad del pedir por internet es mucho más enorme y accesible! Y nuestros estados de ánimo están ya tan ligados a lo adquirido y lo que podemos adquirir que se requiere un gran esfuerzo para ir a contracorriente.
Necesitamos llenar nuestras mentes con otras cosas diferentes a las cosas de este mundo. Por eso Pablo nos anima: “Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra” (Col. 3:2).
Y necesitamos tomar medidas prácticas para desembarazarnos de mucho de lo superfluo que llena nuestras vidas. Hay que pedirle dirección al Espíritu Santo.
«Pedimos tu dirección clara y específica, Señor. ¿Qué no necesito que estoy ansiando tener? ¿Qué no necesito que puedo deshacerme de ello y quizás bendecir a alguien más? Guíame, Santo Espíritu.»
Hermosa palabra llena de poder 🙏🏼
Gracias Pastor
Arturo M.