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  • Foto del escritorGabriel Miyar

El Día Malo

La Biblia enseña que hay “días malos”. Concretamente, el apóstol Pablo en la Carta a los Efesios, en el capítulo seis nos dice: «Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza» (v.13). Hay días que son particularmente malos, de diferentes maneras. Yo estoy pensando en esos días en que andas con la “capa caída” y te sientes que nada de lo que haces sale bien y te sientes desmotivado y sin ganas de nada. Literalmente, te sientes deprimido. La verdad es que esto sucede porque estamos escuchando mucho la voz del diablo.


“El día malo,” al menos en Efesios, se asocia con la actividad del diablo en nuestras vidas, por eso la versión la Palabra de Dios para Todos traduce el v.13 sustituyendo “el día malo” por “el día del ataque del diablo.” «Por esa razón, vístanse con toda la armadura de Dios. Así soportarán con firmeza cuando llegue el día del ataque de Satanás y después de haber luchado mucho todavía podrán resistir.»


En estos días tuve uno de esos días malos ¡y qué pesado es! La verdad es que me sentí muy desubicado. Oré y clamé, pero la respuesta no vino de inmediato, sino hasta el siguiente día en mi tiempo con Dios en que el Espíritu Santo puso delante de mí Gálatas 1:15-16,


Pero aun antes de que yo naciera, Dios me eligió y me llamó por su gracia maravillosa. Luego le agradó revelarme a su Hijo para que yo proclamara a los gentiles la Buena Noticia acerca de Jesús.


De repente, de la nada me vino este pensamiento con gran convicción: “¡Todo eso que dice allí de Pablo se aplica totalmente a mi vida!” Esto de inmediato me levantó el ánimo, y me devolvió la identidad que el diablo estaba tratando de obliterar. Antes de qué yo naciera Dios me eligió y me llamó por su gracia maravillosa para servirle. Luego le agradó revelarme a su hijo para que yo proclamara a mis compatriotas la Buena Noticia acerca de Jesús.


En momentos de desorientación, cuando el diablo nos tiene en la lona necesitamos volver a nuestro llamado. Eso fue lo que aprendí después de resistir el día malo.


¿Alguna vez te has sentido así? ¿Cómo le haces para volver a tu llamado?

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