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  • Foto del escritorGabriel Miyar

"Ejecutivo"

Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que tuviste todo lo que quisiste durante tu vida, y Lázaro no tuvo nada. Ahora él está aquí recibiendo consuelo y tú estás en angustia. Lucas 16:25


Ayer vimos el principio de la parábola del rico y Lázaro. Decíamos que es muy representativa de lo que ha caracterizado a nuestra nación a lo largo de su historia: la tremenda brecha entre ricos y pobres. El “rico” de la parábola representa al rico en nuestro país. Lázaro es el polo opuesto en cuanto a su posición social.


De hecho Jesús contó la parábola con la mirada puesta en los fariseos, que estaban presentes, y eran amantes del dinero y la posición social. Seguramente ellos al escuchar el principio de la parábola pensaban: “seguramente nos dirá que el rico cuenta con la bendición de Dios mientras que Lázaro vive bajo la maldición de Dios.”


Pues, resulta que no. La parábola nos dice que ambos mueren y que el rico termina en el “lugar de los muertos… en medio del tormento,” mientras que Lázaro va a sentarse “junto a Abraham en el banquete celestial” (v.22). El punto de la historia no es que la salvación dependa de las obras, ni mucho menos de una baja posición social. La intención es sólo subrayar que uno vivió todos sus placeres en esta vida, mientras que el otro obtuvo todos los placeres en la vida venidera.


La parábola misma elabora las diferencias estereotípicas entre ricos y pobres. El rico se presenta como un agente activo, prácticamente “ejecutivo” (dialogando y haciendo peticiones a Abraham). Lázaro, por otro lado, es completamente pasivo en la historia. Se habla de él, pero él mismo no habla. El rico, estando en tormentos, pide que Lázaro alivie algo de su sufrimiento y que vaya con su familia para advertirles que no terminen en este lugar de tortura. Aun en la muerte sigue siendo “ejecutivo.”


El rico está acostumbrado a ser el objeto de consideraciones extraordinarias por lo que sigue hablando desde una supuesta posición de privilegio. Pero, Abraham le niega todas sus peticiones.


Al final de esta vida habrá un gran revés para mucha gente y muchos que aquí se consideran privilegiados quedarán sin privilegios, mientras que muchos que aquí carecen de toda la ventaja allá tendrán todos los privilegios.


Conviene tener esto en mente cuando oramos por la sociedad en la cual vivimos.


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