Ya es junio. Estamos empezando los últimos 30 días de la primera mitad del año. ¿Puedes creerlo?
A nadie nos gusta ser débiles. Y está bien, no tiene porque gustarnos, no está padre. La debilidad no es buena. ¡Cuantas cosas horrendas hemos permitido a causa de nuestra debilidad! Piensa en las veces que por cobardía has dejado que tus seres más queridos sufran cosas horribles que pudiste haberles evitado. No está chido. La única cosa buena de la debilidad es que Dios la puede usar. Es lo único bueno que tiene. Dios la puede usar para demostrarnos que en nosotros mismos no tenemos los recursos para vivir la vida cristiana.
La única cosa buena de la debilidad es que hace que no nos quede más remedio que apoyarnos en él. Pero la debilidad no es algo bueno que debamos cultivar o usar como excusa para seguir pecando.
De hecho la Escritura dice: “diga el débil: fuerte soy” (Joel 3:10 RV’60).
Es como la enfermedad. La enfermedad no es buena. Pero, muchas veces la enfermedad nos obliga a depender de Dios y a poner nuestra fe sólo en él. Y esto, definitivamente, es bueno. Pero, no por eso vamos a desear estar enfermos o vamos a prolongar nuestra enfermedad para así poder excusarnos en ella (bueno, hay una clase de neurosis que sí hace esto).
Sí, yo sé que acabo de decir ayer que Pablo dice que Dios le dijo (yo dije que tú dijiste que él dijo. Que risa): «“Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.» La versión PDT dice: “Por eso me alegra presumir de mi debilidad, así el poder de Cristo vivirá en mí.”
Qué no quiere decir esto. No significa que debo andar por ahí diciendo: “¡Hey, soy un borracho y maltrato a mi familia! ¡Gloria a Dios!” “¡Hey, no puedo dejar de ver pornografía y me alegro!” “¡Hey, estafo a los demás, genial!” Sería absurdo pensar esto y Pablo no está refiriéndose para nada a esta clase de jactancia en la debilidad. Pablo no se jacta de la debilidad moral. La conoce y la acepta como una parte constante de la realidad. Pero, lucha contra ella con todo su ser y la somete constantemente a la cruz de Cristo para que muera allí.
Cuando hablamos de estar “orgullosos” de nuestras debilidades (TLA) nos referimos a que le damos gracias a Dios porque las circunstancias adversas y crisis de todo tipo que llegan a nuestra vida y ponen de relieve nuestra incapacidad e insuficiencia, nos dan una oportunidad de recurrir a Dios en lugar de apoyarnos en nuestras propias fuerzas.
No, no presumo de qué actúe como un cobarde. Me duele inmensamente haber cedido ante el temor al grado de haber actuado como un cobarde. Presumo, cuando temblando y muerto de miedo, de todas formas actúo y hago lo qué tengo que hacer. Lo que Dios quiere que haga. Cuando logró vencer sé perfectamente que no fui yo, no fueron mis fuerzas ni mis recursos espirituales propios, sino que fue Dios, quien por su Espíritu me fortaleció para hacer lo que tenía que hacer. Es en estas circunstancias que hago alarde de mi falta de valor, no para excusar la inacción de la cobardía, sino para que se sepa que si actué con valor es solamente porque me he sostenido en el poder del Espíritu Santo. Esto le da la gloria a Dios y fortalece mis lazos con el Espíritu Santo. Me enseña a depender de él y no de mi mismo.
Y por cierto, la Escritura “diga el débil: fuerte soy” resume todo lo que hemos estado viendo estos días. Dice que diga “el débil,” no dice “diga el fuerte.” Estamos hablando de alguien débil. Pero de alguien débil que por la fe se hace fuerte en el Señor. Y sólo en el Señor.
La cosa es así. Los que viven en la carne, en sus propios recursos naturales, viven por este lema: “diga el fuerte: fuerte soy.” Es un alarde y una jactancia, y es en la carne y no glorifica a Dios. Glorifica a la persona que presume de su fortaleza. Está bien, es su rollo, pero no es una representación de la vida cristiana y no glorifica a Dios. La descripción de la vida cristiana victoriosa en el Espíritu es: “diga el débil: fuerte soy.”
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Cada día que rindo mis preocupaciones a Dios ya sea por mis muchachos que no sean robados ni engañados en sus mentes, por el trabajo de mi esposo, cada oración me recuerdan que no depende de mi ese control , depende de El , me declaro débil para entrar a las mentes de mis hijos y para para q suba o baje el dólar o lleguen mas clientes , en mi debilidad digo: soy fuerte por q Dios es quien protege a mi familia , es El quien sustenta nuestra vida , ¿ de que he de tener miedo? Si , soy débil no tengo esos súper poderes , pero como el primer día del blog : gracias a Dio…
Gracias pastor Gabriel
Dios en su infinita misericordia, nos muestra su paciencia y amor.
Dios es tan bueno, Gracias por estas palabras Gabriel, en verdad nutren mi vida cada mañana! Es maravilloso lo qie Dios esta haciendo en cada uno de nosotros!