Aunque un ejército poderoso me rodee,
mi corazón no temerá.
Aunque me ataquen,
permaneceré confiado. Sal. 27:3
Mi amada familia, yo acostumbro escribir “diarios” de oración. Básicamente son libretas donde escribo mis pasajes favoritos de la Escritura y alguna oración o reflexión. Como se imaginarán los que me conocen, predominan citas del Libro de Salmos, que es el Gran Libro de Oración en la Biblia que me ha impactado y transformado.
Entre mis diarios de oración hay uno que llamo mi Diario de Batalla. Allí he escrito aquellos pasajes aguerridos que me dan base para pelear en contra del enemigo en situaciones de peligro. En IPV no creemos que debemos estar reprendiendo al diablo todo el tiempo. Tomamos nuestra guía del Libro de Salmos donde hay oraciones de meditación, de gratitud, de lamento, de súplica y clamor, de arrepentimiento, de alabanza, de celebración. Y sí, hay salmos de confianza para pelear, como el 18, el 27 ó el 144. Mi Diario de Batalla se especializa en este aspecto de la oración. Allí he peleado, y sigo peleando, por mis seres queridos y mis ovejas cuando han estado en peligro, y he visto la mano de Dios respoderme fielmente.
Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla… Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo en Quien me refugio (Sal. 144:1-2, 5-6).
En esta libreta, identifico al verdadero enemigo y le pido a Dios que frustre sus planes de hacernos daño. “Mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí” (Sal. 25:2). “¡Confunde sus planes, Señor!” “¡No le permitas hacernos daño!” “¡Lanza tus flechas y dispérsalo, ponlo en fuga!” (Sal. 18:14).
Reafirmo al victoria de Cristo sobre el enemigo en la cruz: “De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz” (Col. 2:15). Proclamo Su victoria y le recuerdo al enemigo Quien lo venció.
Anoto promesas para leerlas durante la batalla espiritual: “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque Fiel es el que hizo la promesa” (Heb. 10:23). Le recuerdo a mi alma las palabras de Cristo: “Crean que ya han recibido todo lo que están pidiendo en oración y lo obtendrán” (Mar. 11:24). Cuando el Señor me responde, anoto mi gratitud en esas páginas: “Te doy gracias por contestar mi oración, ¡y por darme la victoria!” (Sal. 118:21).
Yo te animo encarecidamente a que hagas tu propio diario de batalla. Anota allí tus pasajes favoritos para pelear la “buena batalla.” Sé atrevido con tus oraciones. Decía Marco Suárez hace poco: «A veces oramos “Dios ata esto, ata aquello… pero la palabra de Dios dice: “lo que tú atares.”» (Mat. 18:18). Menciona específicamente tus peticiones. Ora con confianza. Declara la victoria sobre el enemigo. Reprende sus planes e intenciones, no basado en tu propia autoridad, sino la de Cristo. Opera en Su autoridad. ¡Confía, confía, confía!
Amén 🙏