Rechaza las leyendas profanas y otros mitos semejantes. Más bien ejercítate en la devoción. 1 Timoteo 4:7 (NVI)
Pienso que en nuestra cultura hablar de “devoción,” como dice esta versión de la Biblia lo que otras mencionan como “piedad,” es algo que suena anticuado y honestamente aburrido, o al menos, nada dinámico. Parece que se tratara de tener una actitud sufrida, medio reprimida, incluso melancólica. Pero nada más alejado de la verdad.
Si vemos algunos hombres y mujeres que la Biblia pone como ejemplos de personas piadosas vamos a encontrar historias fascinantes que distan mucho de ser aburridas. Por ejemplo, los profetas del Antiguo Testamento quienes experimentaron milagros impresionantes, o los apóstoles del Nuevo Testamento quienes entregaron sus vidas a Dios y vivieron experimentado constantemente el poder del Espíritu.
Me parece que necesitamos entender mejor que una vida piadosa se trata de tener una devoción activa a Dios, no se trata solamente de tener una actitud en el corazón (aunque es una parte esencial), sino de actuar conforme a esa actitud. La idea es que seamos cristianos en la práctica, pues desafortunadamente podemos ser cristianos solo de nombre sin llevar esa verdad a cada área de nuestras vidas.
A fin de cuentas, solamente podemos llevar a cabo buenas obras que agraden a Dios si tenemos una correcta devoción a Él. Si nuestras buenas obras surgen de cualquier otra motivación no sea un acto de adoración a Dios, ya que, tal como 2 de Timoteo 3 explica, es posible tener una apariencia de piedad, es decir, una piedad fingida que termina exaltándonos a nosotros mismos, pero que es insostenible.
Entonces, ¿Cómo le hacemos? ¿Cómo desarrollamos una piedad genuina que nos lleve a vivir una vida cristiana plena?
De entrada, siendo conscientes de que es nuestra responsabilidad y buscando a Dios constantemente, incluyéndolo en cada área de nuestras vidas y haciendo lo necesario para conocerlo más. De eso estaremos hablando toda esta serie.
«Señor, perdónanos porque no te buscamos lo suficiente, porque muchas veces no nos interesamos ni nos esforzamos en conocerte, por tratar de vivir en algunas áreas de nuestras vidas sin ti, pero ahora ayúdanos para disponer nuestro corazón a crecer en devoción por ti y a buscarte a diario, y por favor permítenos encontrarte cuando te busquemos de todo corazón» (Jeremías 29:13).
Danielita Orozco
Amen