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Cómo Descubrimos Nuestro Llamado

  • Foto del escritor: Gabriel Miyar
    Gabriel Miyar
  • 18 ago
  • 2 Min. de lectura

Las multitudes escuchaban atentamente a Felipe, porque estaban deseosas de oír el mensaje y ver las señales milagrosas que él hacía. Hechos 8:6


Este domingo empezamos la tercera etapa de nuestro crecimiento espiritual: Cómo descubrimos nuestros dones y nuestro llamado.


A la vez, hemos llevado de manera paralela la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Un capítulo diario. Hemos tratado de compaginar nuestro tema con la lectura de Hechos. No siempre ha sido posible, y a veces quizás ha sido un poquito forzado, pero en ocasiones han compaginado muy bien nuestras etapas del crecimiento y las aventuras de los apóstoles y la gente común de la iglesia en el Libro de los Hechos. Y eso siempre ha sido una experiencia provechosa.


El domingo hablábamos de que muchas veces descubrimos nuestros dones talentos y llamado de una manera formal, en un salón de clases, como en el Instituto o en CR. Así era también el antigüedad. La sinagoga funcionaba como ese salón de clases. Además, muchos rabinos, al igual que Jesús, enseñaban a sus discípulos deambulando por las calles y lugares públicos. En un “salón sin techo.”


Otra manera de descubrir nuestros dones y talentos es “sobre la marcha.” Y yo hablaba de discípulos como Felipe, Bernabé y Timoteo en el Libro de los Hechos. Todos ellos empezaron realizando actividades prácticas. Al principio, Felipe no aparece como un gran predicador ni como alguien que haga milagros; él es elegido junto con otros seis hombres para una tarea muy práctica: servir las mesas y ayudar en la distribución de alimentos a las viudas (Hechos 6:1–6). Su papel inicial era de servicio humilde, no de liderazgo visible.


Al principio, Bernabé aparece como un creyente generoso que vende una propiedad para ayudar a los necesitados (Hechos 4:36–37). Su papel es de apoyo, animando y presentando a Pablo a los apóstoles cuando nadie confiaba en él (Hechos 9:26–28). Resultado: Descubre su don de exhortación y mentoría. Luego es enviado a Antioquía, donde se convierte en un líder clave y maestro, ayudando a consolidar una iglesia que se volvería el centro misionero.


Timoteo era un joven creyente de buena reputación en Listra y Derbe, pero no parece tener un ministerio establecido. Pablo lo invita a unirse a su equipo misionero. Sirviendo junto a Pablo, Timoteo desarrolla dones de enseñanza, pastoreo y liderazgo y llega a ser un pastor confiable, tanto que Pablo lo deja a cargo de la iglesia en Éfeso


En cuanto al capítulo 12 de los Hechos, que nos toca leer el día de hoy, puedo decirte que nos muestra una iglesia vulnerable, muy vulnerable. Herodes ha arrestado a Pedro, un lider principal y está a punto de ejecutarlo. Y la iglesia se encuentra impotente, no tiene “palancas” de las cuales echar mano. Están encerrados en los hogares donde se reúnen. Pero están haciendo algo de mucho mayor consecuencia. En medio de su fragilidad, se dedican a la oración con ganas. Y esto resulta en un rescate milagroso para Pedro. De esta manera aprendemos que, aunque nos hallemos en situaciones vulnerables como iglesia, tenemos el gran poder de Dios a nuestra disposición.


Lectura:

Hechos 11:19-30

Hechos 12

 
 
 

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