¡Cámara! ¡Acción!

Al día siguiente, como el comandante quería saber con certeza de qué acusaban los judíos a Pablo, lo desató y mandó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno. Luego llevó a Pablo para que compareciera ante ellos. Hechos 22:30

Acabo de ver la segunda temporada de una serie británica de espionaje muy buena que se llama Caballos Lentos (Apple tv+ en Prime Video). No es para todo el mundo, pues es cruda y muy malhablada (lo bueno es que no tiene desnudos y esas cosas, que la harían totalmente impalatable para mí). Hechos no es menos emocionante.

Las primeras horas del arresto de Pablo en el tercer tercio de Hechos (cap. 21) se desarrollan como una película de acción, con un héroe bien definido, villanos obvios, y muchos tratando de entender lo que está pasando en medio del caos. Escenas peligrosas, concluyen con escapes ingeniosos en el último momento, que, sin embargo regresan a nuestro protagonista a las fauces del peligro una y otra vez.

La enardecida turba en el templo todavía quiere matar a Pablo, creyendo, sin ningún fundamento, que ha repudiado el judaísmo e introducido ilegalmente gentiles al templo. Los romanos lo confunden con un revolucionario egipcio. Los intentos de Pablo de dar una explicación a la multitud sólo los enfurecen más. Los soldados romanos, incapaces de entender que hay detrás de tan violenta oposición deciden que la tortura le sacará la verdad. Justo antes del primer latigazo, sin embargo, Pablo revela su ciudadanía romana, y los soldados lo desatan nerviosamente temiendo ser castigados por maltratar a un ciudadano. Es un día de trabajo intenso para el comandante romano.

Ya en manos de los romanos, de ahora en adelante Pablo recorre un camino por condiciones bien inciertas, hechas más alarmantes por la fascinación de la narrativa de Hechos por lo emocionante. Baste mencionar adicionalmente a lo mencionado arriba, la conspiración de cuarenta hombres que juran no probar alimento hasta que asesinen a Pablo (Hechos 23). ¡Acción cinematográfica!

Espero que estés de acuerdo conmigo en que Hechos es una lectura trepidante. Pero lo que más quiero que se quede en tu corazón es que, en todo lo que Dios está haciendo en tu propia vida al revelarte tu propósito específico y tu llamado en el reino, sepas que Jesús cuidará admirablemente de ti, aún cuando no elimine el dolor y el sufrimiento de tu vida. Porque Dios sigue escribiendo el Libro de Hechos con nuestras vidas.

Lectura bíblica:

Hechos 22