Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. Juan 13:34
Si nosotros hemos llegado a sabernos amados por Jesús, entonces podemos realmente amar a otros. La “fórmula” es sencilla: “Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros.” Nuestra creciente experiencia con el amor de Dios, con su paciencia hacia nosotros, su misericordia, su inagotable perdón, su disposición a darnos una y otra oportunidad, todo esto es un modelo para nosotros a fin de que lo apliquemos a los demás.
Pablo nos pregunta en Rom. 2:4, “¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo?” Cuando no nos damos cuenta, podríamos tener excusa para no amar así a los demás, pero no puedes haber caminado mucho tiempo con Jesús sin toparte con esta clase de amor por ti. No hay manera, porque desde el principio estas cosas fueron las que nos atrajeron para convertirnos. La Biblia Dios Habla Hoy completa el resto de Rom. 2:4 diciendo que fue precisamente esta clase de amor la que te llevó a convertirte a él.
“Así que ahora les doy un nuevo mandamiento.” El “ahora” es muy importante. En el antiguo testamento ya existía el mandamiento de amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos (Lev. 19:18). Pero, “como nos amamos a nosotros mismos” es una referencia incierta. Los seres humanos vamos del auto-aborrecimiento al narcisismo rara vez parando en un punto de equilibrio sano.
Pero, “ahora,” más allá del viejo mandamiento, Jesús ha venido a enseñarnos y demostrarnos el significado completo del amor. La dimensión total. Sí, es nuevo porque nunca nadie jamás nos había mostrado la clase de amor que Dios nos ha entregado en Jesús. La experiencia personal de su amor por nosotros en Cristo, aunada a la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones, nos empodera literalmente para amar.
Y finalmente, se trata de un nuevo mandamiento. El no amar a los demás de la misma manera en que Jesús nos ama es un acto de rebelión. Lo siento, pero lo es. Es desobediencia. Nadie está diciendo que sea fácil obedecer en esto, como en muchas otras cosas. Como decimos, “alguien tiene que morir,” o morimos a nosotros mismos o dejamos morir nuestras relaciones con los demás por nuestra falta de amor. Que sea difícil no nos exenta.
«Señor, hazme consciente de mi responsabilidad de amar a los demás como tú me amas. Hazme consciente del poder que hay en mi para amar gracias al amor que me brindas de continuo. Inspírame a amar, empodérame para amar, y enséñame esta dimensión, la más importante, de una vida agradable a ti, de una vida entregada y dedicada a ti. En el nombre de Cristo Jesús, amén.»
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