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Calculando el Costo

Foto del escritor: Gabriel MiyarGabriel Miyar

Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? Lucas 14:28


Con esta reflexión cerramos esta primera semana del año 2025. A partir del lunes 13 entraremos en los 21 días de ayuno con los que hemos arrancado el año en los últimos dos años y que ha sido una manera excelente de comenzar el año.


Unas últimas recomendaciones. Los propósitos de Año Nuevo más comunes se enfocan en la salud—comer más sano, bajar de peso y hacer más ejercicio y las finanzas—ahorrar, pagar deudas. Nosotros como creyentes tenemos además metas de crecimiento espiritual, como afianzar nuestro tiempo con Dios, leer la Biblia de manera regular, etc. Lo importante es que nos tracemos pasos manejables que puedan encajar de manera natural en nuestra rutina diaria. Alguien aconsejaba esta triada: “reducir, implementar y celebrar.”


Es decir, reducir los nuevos comportamientos a algo pequeño y manejable, como comprometerse a hacer dos lagartijas al día, si no tienes condición (no, 100); hallar donde en tu rutina diaria encajan mejor estos nuevos comportamientos (haz tus dos lagartijas después del desayuno, por ejemplo); y luego celebrar cada día después de practicar el comportamiento (pero quizás no teniendo un segundo desayuno). Entonces, empieza con pequeñas acciones, intégralas a tu vida diaria y celebra las pequeñas victorias. Esta fórmula sencilla ayuda a edificar hábitos sostenibles y previene el desánimo.


Para mí, sin embargo, lo más importante es regresar a los primeros principios y preguntarnos si nuestros propósitos son los correctos en primer lugar. “Cuando le pregunto a la gente”—dice Arthur Brooks— "acerca de sus propósitos que fallan, a menudo me dicen que lo que parecía importante de modo abstracto, realmente no valía la pena el esfuerzo. Por ejemplo, perder peso, no parecía valer la pena si eso significaba perderse la comida con la familia. En otras palabras, la gente imagina los beneficios de cumplir un propósito sin el costo que esto va a implicar; cuando los costos aparecen los propósitos no pasan la prueba del costo/beneficio y, entonces, abandonan los propósitos."


Para resolver este problema, necesitamos preguntarnos qué es lo que estamos tratando de lograr. En casi todos los casos, es llevar una vida plena. Nuestros propósitos fallidos, muchas veces son intentos de alcanzar esta plenitud de manera indirecta—como perder peso o hacer ejercicio para estar más saludables y, con ello, esperamos, más plenos. En lugar de ello, necesitamos que nuestros propósitos nos traigan plenitud de manera directa para que los beneficios superen el costo de lograrlos.


En fin, yo espero que todos aquellos de ustedes que están haciendo propósitos, tengan éxito en llevarlos a cabo con el favor de Dios.

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