¡Brilla!

“Dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.” Mateo 5:16

Toda esta semana hemos estado hablando de las parábolas de la Semilla de Mostaza y la Levadura que Fermenta la Masa. Algunos ya han de estar diciendo: “¡ya chole!”, pero si han estado poniendo atención, se habrán dado cuenta que hay mucho que sacar de estas enseñanzas de Jesús.

Jesús está vivo e involucrado en todas las áreas de la vida humana. Sabe todo acerca de la familia, del trabajo y de todas las ocupaciones en todas sus formas. Si queremos dar un testimonio de integridad y excelencia en nuestras diferentes actividades, podemos estar seguros de qué él nos guiará y respaldará y hará que nuestra luz brille en todos los ámbitos, donde nos movemos.

Los cristianos no necesitamos abordar los diferentes ámbitos donde nos movemos en el mundo con un sesgo cristiano. Sólo necesitamos hacer un buen trabajo en todo aquello a lo que nos dedicamos. Enseñar bien nuestras clases, cocinar bien para nuestros clientes, atender bien las mesas, componer buenas canciones, tomar buenas fotografías, hacer buenas películas, hacer buena investigación, construir cosas buenas, cuidar bien a nuestros pacientes, ofrecer buenos productos y servicios, etc, etc.

No se trata de enseñar sólo la Biblia, ni de cocinar comida cristiana, ni de componer poesía cristiana o hacer investigación científica cristiana. Simplemente necesitamos hacer un buen trabajo en todo lo que hacemos. Hacerlo todo con rectitud, integridad y con nuestro mejor esfuerzo. Porque Jesús es bueno y el testimonio de un buen trabajo, hecho en armonía con la gracia de Dios, es mucho más de lo que lograríamos por nuestros propios talentos.

Esto es ser levadura en la masa de nuestra sociedad.

Desgraciadamente, muchas veces la masa no leuda porque no damos un buen testimonio en aquello que realizamos. Hacemos trabajos chafas, o retrasamos la entrega, o quedamos mal por falta de calidad en lo que hacemos, o por falta de puntualidad, o por no cobrar precios razonables o por atender de manera descuidada a nuestros clientes, sin la suficiente información o trato amable. Todas estas cosas le quitan el poder a la levadura y no importa que tengamos un buen rollo, la calidad de nuestra levadura, hablará más que nuestras palabras cristianas.

Así que debemos proponernos seriamente el ser excelente y profesionales en todo lo que hacemos, porque la reputación de Nuestro Señor Jesús está en juego, y porque queremos extender el reino de Dios y que todos puedan decir: “los cristianos son diferentes de la gente del mundo.”

«Señor, sabiendo que tu fama y tu gloria están en juego, me comprometo contigo a hacer mi mejor trabajo y a capacitarme, si es necesario, y todo no con fines egoístas, sino de que tú seas conocido en todo lo que realizo. Amén.»