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Amistad y Obediencia

Foto del escritor: Gabriel MiyarGabriel Miyar

Actualizado: 5 mar

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo esclavos, porque el amo no confía sus asuntos a los esclavos. Ustedes ahora son mis amigos, porque les he contado todo lo que el Padre me dijo. Juan 15:14-15


Les he contado todo lo que el padre me dijo. Es una enorme declaración de Jesús, que él quiera compartir todos los secretos de la familia con sus amigos (noten, habla del Padre de familia). Y si vamos de nuevo a Mateo 13, vemos que allí Jesús habla de los secretos del reino, que yo pienso que son los mismos secretos de la familia. Allí podemos ver claramente lo dispuesto que está Jesús en contarnos los secretos de la familia, pues vemos cómo dice: “A ustedes se les permite entender los secretos del reino del cielo—les contestó—, pero a otros no” (Mateo 13:11). Y en seguida añade: »Escuchen ahora la explicación de la parábola acerca del agricultor que salió a sembrar. (v. 18).


Así que vemos que jesús cumple su palabra de compartir y explicar los secretos del reino con sus amigos. ¡Wow! No por nada dice: “¡Pero benditos son los ojos de ustedes, porque ven; y sus oídos, porque oyen!” (v.16).


Todo esto está fantástico, somos benditos, en otras palabras, dichosos. Pero no olvidemos lo que dice al principio del versículo central esta reflexión: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.” La obediencia es la clave de la amistad con Jesús. Ya antes les había dicho Juan 14:15, “Si me aman, obedezcan mis mandamientos.” Por supuesto, la amistad humana no funciona así. No le decimos a nadie “tú eres mi amigo si haces exactamente lo que yo te diga.” Entre seres humanos, eso sería utilitarismo y dominancia. Sin embargo, nuestra relación con Jesús es única y singular. Porque somos amigos de nuestro Maestro... ¡y Rey, Amo y Señor! Nuestra amistad, intimidad y confianza no eliminan este hecho.


Así que, hagamos el propósito de ser obedientes en todo, y de poner atención a su voz que nos guía y nos revela los secretos de la familia.


«Señor, hoy me propongo valorar esa maravillosa amistad que me ofreces y ser obediente contigo. Háblame y revelame tu voluntad en todas las áreas de mi vida; enséñame a escuchar con paciencia tu voz en la intimidad y luego fortaléceme para obedecer tus instrucciones.»

 
 
 

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