¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados… te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Isa. 43:19/Apoc. 3:8
Le acabamos de dedicar al Señor el primer mes del año en ayuno y oración. Pudimos ligar el ayuno a un propósito semanal y a una reflexión diaria. Esto le permitió al Espíritu Santo trabajar de una manera muy enfocada, profunda y progresiva, en varias áreas de nuestra vida. Y su obra fue tan intensa y fructífera en estas tres semanas que muchos de nosotros estamos decididos a integrar a nuestra vida el ayuno y otras disciplinas espirituales de forma permanente.
A raíz de este tiempo, Dios realmente, día con día, se está convirtiendo en la Presencia más importante en nuestras vidas, y no sólo de labios para afuera, sino con una inversión diaria de nuestro tiempo en lectura de su Palabra, oración y reflexión, lo mismo que ayunos frecientes; de nuestros recursos en diezmos, ofrendas y primicias; y de nuestras habilidades y talentos en servicio de los demás. Esto está trayendo un verdadero reordenamiento de nuestras prioridades.
El ayuno, más que una iniciativa, fue realmente una respuesta a la sensación de que Dios está a punto de hacer algo nuevo y maravilloso. Es un reflejo espiritual que nos hace buscar instintivamente la presencia no diluida de Dios.
Al fin de cuentas, este ayuno nos ha llevado a los umbrales de puertas que habían estado cerradas en el pasado. Puertas de oportunidad de desarrollo personal que no conseguían cristalizar. Proyectos de prosperidad atorados o trabados. Llamados a servir congelados. Sueños abandonados.
El Espíritu Santo está trayendo revelación de cómo abrir esas puertas cerradas. Al final del año pasado recibimos como familia esta promesa para este año:
Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza [ouch!]; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre. Apocalipsis 3:8
Además, y esto es aún más grandioso, estamos convencidos de que como familia espiritual IPV nos hayamos ante el umbral de una Gran Puerta. Hemos cruzado puertas en el pasado y estamos muy agradecidos por ello. Pero, en este tiempo es a otra escala. Nos hayamos frente a una gran puerta de oportunidad para nuestras iglesias.
Y ya estamos tan solo a unos días de nuestra Conferencia IPV y el tema de Puertas Abiertas será la fuerza conductora del fin de semana este viernes, sábado y domingo. ¡No te pierdas la oportunidad de participar activamente en lo que Dios está a punto de realizar en tu vida y en tu congregación!
«Señor, me atrevo a creer que me has traído al umbral de una nueva etapa en mi vida. Voy a dejar aquí hoy todas mis malas experiencias pasadas. En especial ese cinismo que me invita a pensar que “no hay nada nuevo bajo el Sol.” Todos en la familia estamos sintiendo que tú realmente has puesto una puerta enorme y nos invitas a cruzarla, como individuos y familias, y como esa gran familia espiritual en diferentes localidades que es Palabra de Vida. Pongo toda mi fe delante de ti y elevo mi imaginación sin temor a que mis sueños se frustren, no importa lo que haya vivido en el pasado. Yo creo en el hoy y en el futuro que tienes para mi y para todos nosotros, amén.»
Amén 🙌
a la expectativa y con la fe de un niño tomado de la mano de Dios para cruzar esa puerta con mi familia. Amén!