Viviendo como Súbditos del Rey Jesús
- Gabriel Miyar
- 1 abr
- 2 Min. de lectura
Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo. Si eres amable solo con tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo. Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto. Mateo 6:46-48
El domingo les decía en la predicación que si nuestro rey es un rey “justo, Salvador y humilde,” como profetizó Zacarías, nosotros debemos de ser súbditos justos, salvadores y humildes. Debemos ser de los que ponen la otra mejilla, insisten en amar a pesar de los rechazos y no se vengan, sino que más bien perdonan. Que si hacemos estas cosas, nos estamos identificando con el reino del cielo.
Porque tenemos la posibilidad de actuar bajo los lineamientos del reino del “César,” el reino de este mundo. Si actuamos conforme al mundo, sólo seremos una estadística más de gente común y corriente, sólo con un giro religioso raro (“¿en qué te diferencias de cualquier otro?”). Pero, si actuamos conforme al amor incondicional de Jesús, tendremos un gran impacto en este mundo (y por eso arriba dije que somos “salvadores”, no porque podamos salvar a nadie, sólo Jesús salva, pero nuestras vidas salvan al llevar a las personas hacia Jesús).
En cuanto al impacto que podemos tener en este mundo, yo hacía referencia a ese maravilloso testimonio de una comunidad de cristianos Amish en Lancaster County, Pensilvania. En el año de 2006 un tipo desquiciados se metió a su escuelita rural y mató a cinco niñas. Los ancianos de la comunidad, y los padres y madres de estas niñas, no solamente perdonaron al asesino, sino que se preocuparon por su viuda (yo dije que por su mamá —me equivoqué).
Al final del tercer servicio en Patria, se me acercó Polly Hernández y me dijo que justo acababa de ver el día anterior la película sobre este suceso, y estaba pasmada de la “coincidencia.” La película, de 2010, se llama Amish Grace (en español, Gracia Infinita: El Poder del Perdón) y la puedes encontrar en YouTube. Te la recomiendo. Yessi y yo la vimos el domingo en la noche y fue una forma hermosa de concluir nuestro domingo. Su mensaje es profundamente conmovedor e inspirador. Muestra el poder que hay en ser súbditos del rey que entró montado en un burrito y que cerró la semana entregándose a muerte por amor a nosotros.
En un momento de la película Gideon Graber (los Graber son los únicos personajes ficticios en la película) le dice a su hija Katie, que está desconsolada por la muerte de su hermana Mary Beth: “El odio es una cosa enorme y hambrienta… con muchos dientes filosos. Se comerá todo tu corazón sin que quede espacio para el amor.”
«Señor, enséñanos a vivir de manera radical, como súbditos de tu reino para poder impactar este mundo y, sencillamente, para vivir sin maldad y con gozo.»
Amen!