top of page
Buscar

¡Usted No Sabe Quién Soy Yo!

  • Daniela Orozco
  • 31 mar
  • 2 Min. de lectura

¡Alégrate mucho, hija de Sión!

¡Grita de alegría, hija de Jerusalén!

Mira, tu rey viene hacia ti,

justo, victorioso y humilde.

Viene montado en un burro,

en un burrito, cría de asna. Zacarías 9:9 (NVI)


Esta semana el pastor Gabriel predicó acerca de la “entrada triunfal” de Jesús en Jerusalén, que en realidad fue una entrada bastante modesta, pero que cumplía una profecía conocida por el pueblo judío, así que Jesús estaba públicamente declarando que Él era el Mesías esperado.


Jesús estaba cumpliendo esta profecía a propósito, de hecho, vemos que Él planeó entrar en este burrito y mandó a sus discípulos a conseguirlo. Considero que esto nos deja ver mucho del corazón de Jesús, quien de verdad era un rey humilde, pues justo como vemos en Filipenses 2:6-11, Él voluntariamente se humilló y decidió morir en la cruz por nosotros.


Esto es impactante porque Jesús tuvo muchas oportunidades de demostrar Su gloria y poder, pero en cada ocasión volvió a decidir mostrarse humilde para cumplir con su misión. Vemos por ejemplo cuando estaba siendo juzgado por Pilato y Jesús decidió no llamar a los ángeles para que lo defendieran, o cuando ya estaba siendo crucificado y los soldados se burlaban de Él. Incluso en esa situación tan humillante, en la que cualquier otro hubiera estallado y mostrado su poder, Jesús volvió a decidir soportar las burlas y seguir mostrándose humilde. ¡Que impactante!


Ahora nos corresponde a nosotros, como sus seguidores y súbditos, reflejar este mismo valor. Desafortunadamente, nosotros estallamos más fácilmente que Jesús, ¿no es cierto? Basta con que nos sintamos un poquito humillados para que queramos gritar, con palabras y acciones, “¿no sabes quién soy yo?” Nos cuesta mucho trabajo ser humildes y renunciar a nuestros derechos (derecho de ser respetado, derecho de ser admirado, derecho de ser importante, etc.), incluso si son mucho menos impresionantes que los de Jesús.


Necesitamos al Espíritu Santo para que Él se encargue de moldear nuestro carácter y hacernos más parecidos a Jesús, pues cuando lo reflejamos, impactamos de manera eterna la vida de otras personas y podemos dejarles ver una probadita de como es el Rey a quien seguimos.


«Señor, ayúdanos a reflejarte cada vez más y mejor, que podamos encontrar en ti nuestra identidad y no necesitemos impresionar a nadie. Que Tu Espíritu nos transforme cada vez más y que seamos instrumentos de Tu Reino. Amén.»

 
 
 

Comments


bottom of page